Vecinos de Olarizu han mostrado al Ayuntamiento de Vitoria su desacuerdo y malestar por la ubicación elegida para el laberinto vegetal. No creen que el parque sea la mejor ubicación y así se lo han trasladado al gobierno municipal. “Creemos que no se ha reflexionado en absoluto sobre la situación propuesta, que se eligió cuando no existía el desarrollo urbanístico de Olarizu y confiamos en que el Ayuntamiento reconsidere urgentemente el cambio de ubicación”, señalan en un escrito.

Vecinos de Olarizu no quieren el laberinto vegetal en las campas

Subrayan que las campas de Olarizu son de por sí un espacio verde seminatural, y que el espacio escogido entra en clara confrontación con los residentes en la zona por las evidentes molestias que provocará dicha infraestructura, proyectada a diez metros de las viviendas más cercanas. Enumeran molestias de ruido, tráfico y posible inseguridad para la ciudadanía al crear un laberinto de caminos “intrincados y oscuros”, dicen.

Apertura el próximo año

La idea del Ayuntamiento es inaugurar el próximo año el laberinto vegetal de Olarizu. En julio sacó a concurso la obra por 475.000 euros y seis meses de duración; ahora, el vecindario se opone a que esté en una zona de prado arbolado seminatural.

“Implicaría una necesaria tala de árboles, un mayor consumo de agua y energía para su mantenimiento y no conlleva la mejora de la biodiversidad; hay mejores ubicaciones alternativas”, concluye la queja.

Por ello, dado lo avanzado del proyecto, los vecinos ruegan una reunión urgente con los responsables municipales y que, mientras tanto, el Ayuntamiento paralice la adjudicación de la obras. La polémica ha trascendido al Buzón Ciudadano municipal, plataforma en la que se suceden los comentarios de gasteiztarras en contra y a favor de Olarizu como sede del laberinto vegetal.

Argumentan los firmantes del escrito que abrir en las campas un espacio de ocio como el laberinto vegetal va en contra de los propios objetivos de los fondos europeos con los que se va a financiar su construcción. También en contra de las actuales políticas de sostenibilidad urbana que abogan por espacios naturales o seminaturales en lugar de jardines. Además, añaden que el uso recreativo que se pretende fomentar solo servirá para desplazar a Olarizu a más ciudadanos de los que ya utilizan ahora las campas para pasear.

Setos y recorridos

El laberinto estará a la entrada del jardín botánico desde la Avenida de Olarizu sobre una superficie de 5.000 metros cuadrados. Será una infraestructura intrincada de calles formadas por setos de poca altura (1,70 metros) para jugar con y en la vegetación, como es típico en los jardines europeos con calles laberínticas y encrucijadas de fácil acceso, pero más difícil salida.

“Visto desde el aire, el laberinto se asemejará a una gran huella dactilar y recordará a la estructura de muchos jardines históricos en los que un conjunto parterres geométricos da paso a una gran zona boscosa; en nuestro caso a una representación de los bosques europeos”, explicó Borja Rodríguez, concejal de Medio Ambiente.

El camino interior será “largo y tortuoso” con muchos recorridos sin salida y espacios con cipreses y bancos como los del parque de La Florida. Perderse en el laberinto será una opción. No obstante, para los que quieran encontrar la salida habrá unas puertas de escape que les ayudarán a encontrar el exterior.

En el centro del laberinto, al final de recorrido, habrá una amplia zona sombreada por un roble y una fuente para refrescarse. La obra incluye un mirador desde el que observar los montes del sur de la ciudad y el parque botánico.