La Casa del Vino de Laguardia ha comenzado a emitir sus informes sobre el estado de salud de los viñedos del Territorio. Un estado en el que el clima está teniendo un efecto muy diferente según las zonas, aunque en síntesis en la de Rioja Alavesa se encuentra en buen estado sanitario y en la del txakoli se notan los efectos de las heladas.
El punto de partida, el otoño de 2022, se convirtió en el más cálido de la serie histórica. Enero comenzó extraordinariamente cálido y seco y hubo que esperar a la segunda parte del mes para la aparición del pleno invierno. El paso de varias borrascas y nieve que palió un poco la situación de sequía que se seguía arrastrando. En la última decena de febrero, hasta marzo, una borrasca con frío polar dejó precipitaciones de nieve a cotas muy bajas, aunque en cantidad limitada.
En abril continuaron los calores y la ausencia de agua. A pesar del calor de marzo y de principios de abril el viñedo no evolucionó en su ciclo fenológico como cabía esperar; pudiendo achacarse a la falta de agua la ralentización de la brotación y del desarrollo del cultivo.
En la madrugada del 5 de abril se produjo una helada de irradiación que alcanzó prácticamente a toda la comarca, con temperaturas que en Leza y Laguardia descendieron hasta los -4,5 °C, con valores en la mayoría de Rioja Alavesa por debajo de -2,5 °C. Lo temprano de la vegetación evitó males mayores, aunque se notaron algunas pérdidas en Baños, Leza, Navaridas y sobre todo Labastida. Sobre el 20 de mayo aparecen las primeras manchas de mildiu y aunque las condiciones hasta entonces no eran las propicias para el desarrollo del hongo, se intensifican los tratamientos preventivos.
A pesar de la sequía del invierno, y el déficit acumulado de más de dos años atrás, la mayoría del viñedo desafiaba la falta de agua en profundidad, manteniendo una muestra de uva en general suficiente para cumplir los mínimos de cosecha esta campaña; aun así, las viñas situadas en zonas más secas y pobres presentaban signos de clorosis, al faltar la humedad necesaria para una correcta solubilización de los nutrientes.
Arabako Txakolina
En la zona del txakolí alavés los meses posteriores a la vendimia fueron también muy cálidos y secos, continuando la tendencia de la cosecha anterior en la que la precipitación quedó prácticamente reducida al cincuenta por ciento de la que según las estadísticas se produce habitualmente.
Como en Rioja, la helada de la madrugada del día 5 de abril tuvo sus consecuencias, alcanzando a parte del viñedo en estado C (punta verde). Las viñas más tempranas y expuestas, aunque se recuperaron en parte por una segunda brotación, comenzaron la campaña con un aminoramiento del potencial de rendimientos.
En abril también en el valle de Ayala la falta de agua y las temperaturas elevadas se dejaban notar en el aspecto general de la viña. Y a finales de mayo la floración se generalizó, con lo que el calendario fenológico prácticamente se repetía con relación a lo ocurrido en 2022. El potencial productivo, excepto en las parcelas que sufrieron por la helada, era en esa época elevado, lo que permitió que al final del mes el viñedo mantuviera en general un buen estado.
Situación actual
A fecha de hoy el estado fenológico que se aprecia más corrientemente en Rioja Alavesa es el de plena floración). Como corresponde, en la parte más oriental y sur de la comarca la vid está más adelantada, con lo que algunos viñedos están finalizando el cuajado y en pocos días se podrá ver la generalidad con la totalidad de sus racimos con fruto. A la vista del número de racimos por cepa, el tamaño de los racimos y el modo en el que se está completando el cuajado, en muchos viñedos va a ser preciso realizar aclareos en verde.
Desde el domingo 11 se han producido tormentas y chubascos. Ese agua caída está siendo muy beneficiosa pero insuficiente para solucionar el problema de falta de humedad en las capas más profundas del suelo. En el valle de Ayala el viñedo se encuentra en su mayoría en los estados fenológicos de plena floración y final del cuajado, e incluso algunos viñedos ya han alcanzado la fase de grano tamaño guisante. El adelanto del cultivo se estima en más o menos una semana.
En cuanto a la sanidad de las uvas del txakoli esta es extraordinaria, sin grandes contrariedades, a no ser el déficit de agua invernal: las precipitaciones en lo que llevamos de campaña ni siquiera han llegado al 50% de lo que se considera “normal”.
En conjunto, la Casa del Vino habla de un potencial de producción alto y un estado sanitario excelente que, aliviado por un final de la primavera más lluvioso y fresco de lo normal, está resistiendo en buenas condiciones el déficit de agua acumulado. La helada de principios de abril parece tendrá limitadas consecuencias en Rioja Alavesa y proporcionalmente mayores en la zona del txakolí alavés.
Con estos antecedentes y este panorama, se señala que de momento las lluvias dispares de estos días están siendo muy beneficiosas, si bien queda por delante un largo verano por lo que la incógnita sobre el comportamiento del viñedo después de una sequía tan persistente, con las reservas de humedad tan bajos en el subsuelo, se mantiene.