El histórico nombramiento de la primera alcaldesa de Gasteiz, el próximo sábado 17 de junio, no va a eximir a la socialista Maider Etxebarria de tener que lidiar y enfrentarse también a la endémica debilidad política que persigue a los diferentes equipos de gobierno desde hace más de dos décadas.

El volátil e imprevisible electorado gasteiztarra no regala un bien tan preciado como una mayoría absoluta. Eso obliga a las formaciones que se turnan ocupando la Alcaldía a estar en una continúa búsqueda de apoyos para cerrar los grandes acuerdos e ir ejecutando los proyectos de ciudad.

No va a estar ajena Maider Etxebarria a este ejercicio de funambulismo político una vez que tenga en sus manos la makila que le entregue Gorka Urtaran dentro de 14 días. El tercer gobierno de coalición en Gasteiz de PNV y PSE, desde hace siete años, va a contar con una docena de los 27 ediles de la Corporación. Los seis integrantes que aporta cada formación política le sitúan con menos fuerza numérica que los 13 actuales del ejecutivo en funciones. Sin embargo, y al igual que en esta agonizante legislatura, con obtener el respaldo de uno de los grupos de la oposición (EH Bildu, PP, Elkarrekin) será suficiente para llegar a esa mágica cifra de 14 votos, que constituyen la mayoría absoluta.

Para la histórica jornada de dentro de dos sábados, a esa barrera de 14 respaldos se llegará con el apoyo del PP, después de anunciar la formación conservadora que cederá gratis et amore sus votos a los partidos democráticos para taponar el ascenso de EH Bildu a la presidencia de las Corporaciones. Cerrado el paréntesis veraniego y con la vuelta a la actividad de la institución, habrá que ver si los populares son punto de apoyo habitual del gobierno de coalición o mantienen la distancia de los últimos años llegando solo a acuerdos puntuales como la nueva ordenanza de veladores o la construcción de terrazas en los bloques.

La bandera de la oposición la enarbolará una EH Bildu que, pese a su victoria el domingo, va a ver cómo su candidata Rocio Vitero se queda con el simbólico cartel de jefa de la oposición. Es previsible un choque frontal en los primeros meses en todos aquellos asuntos relevantes y será cuestión de contemplar si modera su rechazo al gabinete PSE-PNV a medida que avance la legislatura. A lo largo de los próximos cuatro años esperan asuntos como la aprobación definitiva del nuevo Plan General de Ordenación Urbana o abordar una ordenanza de movilidad que regule la convivencia entre patinetas, bicicletas y peatones.

Esa misión de sostén del gabinete Urtaran en esta legislatura la ha ejercido Elkarrekin, el grupo con menor representación (tres ediles). Eso no ha impedido que hayan sabido jugar sus cartas y ser el fiel socio presupuestario que ha apoyado las cuentas de los cuatro ejercicios o también ha hecho posible otras medidas como la gratuidad en la matrícula de las haurreskolak o la relevante aprobación inicial del PGOU.

Tercer mandato de González

El acuerdo anunciado ayer desbroza también el camino para que el jeltzale Ramiro González encadene un inédito tercer mandato como diputado general de Álava y que nadie había logrado en la secular historia de la institución.

Como sucede en el Consistorio esa coalición PNV-PSE tampoco es suficiente para rebasar la barrera de 26 junteros que garantiza la mayoría absoluta. También van a ser necesarios dos apoyos para aprobar los asuntos más relevantes. Ramiro González deberá esgrimir su vertiente más proclive a tender puentes también con el resto de grupos y ser capaz de seducir a EH Bildu, PP o Elkarrekin. Ya ha dejado claro el jeltzale que no contempla ninguna entente con VOX.