Un respuesta masiva y contundente: 2.500 trabajadores de Michelin, según datos de la propia Policía Municipal, han tomado las calles de Vitoria esta tarde en una manifestación multitudinaria para reclamar un convenio digno, "el convenio que merecemos", como encabezaba la pancarta con la que han llegado a la Plaza de la Virgen Blanca.

Muchos vestidos con las chaquetillas del trabajo de azul y amarillo y acompañados por sus familias, una gran parte de la plantilla de la factoría con bengalas de humo, silbatos, bocinas y mucho ruido ha secundado la convocatoria de ELA, LAB, CGT y ESK, los cuatro sindicatos (en minoría, tienen 12 de los 27 delegados del comité) que reclaman, entre otras mejoras, la garantía salarial, el IPC o la reducción de jornada laboral.

Junto con una protesta de una hora y media esta mañana en la puerta de la fábrica (una de las mayores del País Vasco que emplea a unos 3.300 operarios), esta manifestación no es más que el inicio de un importante calendario de movilizaciones, con cuatro días de huelga convocados la semana que viene: 5, 7, 10 y 12 de junio.

Un calendario del que se ha desmarcado la mayoría sindical formada por CCOO y UGT, las dos centrales a las que han hecho alusión directa los manifestantes durante el recorrido que ha partido de la Plaza Bilbao a las 18.30 horas, gritando "dónde están, no se ven, Comisiones y UGT".

Tras varias negociaciones, la dirección de Michelin ha presentado la que consideran su última oferta, donde plantea una subida del 12% repartida a lo largo de los cuatro años de vigencia del convenio: un 5% en este 2023, un 3% en 2024, un 2% en 2025 y otro 2% en 2026.

Pero incluye un punto al que no están dispuestos los trabajadores: una cláusula de garantía salarial consolidable ligada a los resultados del grupo (siempre que sus resultados sean suficientes para asumir ese incremento) y calculada cada dos años, del IPC real hasta un máximo de 2%.

Desde ELA, LAB, CGT y ESK no están dispuestos a aceptar esta cláusula, calificándola como han hecho en la propia manifestación como "un IPC con trampas", y exigen un requisito clave: "sí o sí" recuperar el poder adquisitivo e IPC (denuncian que llevan 12 años sin cláusula de IPC), además de la reducción de jornada.