La candidata jeltzale a convertirse en la primera alcaldesa de Gasteiz inició desde el barrio de Zaramaga una trayectoria que le ha llevado a ocupar cargos en el Consistorio, la Diputación de Álava y el Gobierno Vasco, además de Osakidetza.

Antes de recalar en la Administración Pública estuvo en la empresa privada donde el buen ojo de uno de sus superiores “ya me vaticinó que no iba a terminar trabajando allí”, a pesar de que nunca pasó por la cabeza de una joven Beatriz Artolazabal entregarse al, como ahora ella lo define, “apasionante” mundo de la política.

EN LAS AULAS DE MERCEDARIAS: En su Zaramaga natal, y donde aún sigue acudiendo a la carnicería, farmacia, pescadería y mercería del barrio, completó su formación académica en el centro de Mercedarias, antes de saltar a la Presentación de María para cursar BUP y COU en el Instituto Francisco de Vitoria. Alex Larretxi

De la infancia y juventud en su Zaramaga natal conserva los “buenos recuerdos” del paso por el colegio de Mercedarias y unas aulas exclusivamente femeninas, tan habituales en la década de los ochenta del pasado siglo, donde no habían llegado las clases mixtas.

“Empecé a echar una mano y a ayudar a la familia en el batzoki de Zaramaga cuando mi madre y otro afiliado asumieron la gestión”

De esa etapa en la Educación General Básica (EGB) tiene muy frescas “las palabras que ya en parvulitos, la señorita Montse dijo a mi madre sobre que me veía buenas maneras”, esboza con una sonrisa a las puertas del centro educativo en el corazón de Zaramaga.

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En imágenes: Beatriz Artolazabal en su primera entrevista como candidata a la Alcaldía de Vitoria Alex Larretxi/ Jorge Muñoz

A medida que avanzaban los cursos tuvo como profesora de Historia a Sor Pilar, que -casualidades del destino- “había dado también clases a mi madre”, explica Beatriz Artolazabal. Ella misma se califica como “buena estudiante y autoexigente hasta COU”, enmarca. 

“Fui campeona de Álava y Euskadi de ajedrez. Juego de vez en cuando con mis hijos y todavía les sigo ganando las partidas”

El cambio de etapa educativa le llevó salir de Mercedarias para completar los cursos de BUP en la Presentación de María y terminar el año previo a la Universidad en un centro público como el Instituto Francisco de Vitoria, en el cercano barrio de El Pilar. La influencia y decisión de una amiga que optó por ese centro público, fue la llave para que la adolescente Artolazabal cursara allí COU.  

“Un profesor de gimnasia en Mercedarias me aconsejó probar atletismo y competí en las pruebas de 100, 200 metros y relevos 4x100”

En esos años tuvo un primer contacto con el mundo laboral desde la barra de batzoki de Zaramaga, situado en la calle Cuadrilla de Vitoria.

Sus padres se alternaban semanalmente llevando la gerencia del local hasta que “mi madre junto a otro afiliado se quedaron con el batzoki y decidieron abrirlo en horario de tarde y durante los fines de semana”, concreta Artolazabal, apuntando a la etapa en la que conjugó el duro trabajo en la hostelería con su ciclo universitario en la facultad de Ciencias Económicas de Sarriko. “Era una manera de trabajar por el partido en un barrio obrero como Zaramaga”, resume.

“La vida da muchas vueltas y después de bastantes años me he ido encontrando con compañeras de Mercedarias y mis años de atleta”

El atletismo y las partidas de ajedrez 

Empezó a sumar también otras aficiones vinculadas a la práctica deportiva gracias al olfato de un profesor de gimnasia como Prontxo Cengatotitabengoa. “Desde la etapa de Mercedarias estaba apuntada en actividades extraescolares y fue él quien percibió las cualidades para las pruebas de velocidad”, rememora la exconsejera de Igualdad y Políticas Sociales del Gobierno Vasco.

Durante esos años luciendo la camiseta del club Michelin de atletismo con las zapatillas de clavos y el tartán de la pista de atletismo de Mendizorrotza se centró en las pruebas reinas de la velocidad como los 100 y 200 metros, junto a los relevos 4x100. “Fui una atleta normalita”, resume junto a la pista del complejo deportivo ahora en obras. Esa explosividad y la fuerza de sus piernas le llevaban a lesionarse con excesiva frecuencia en los gemelos y bíceps femoral obligándole a pasar por las manos del doctor Juan Gandía, en la consulta del desaparecido centro médico en el estadio de fútbol.

UNA POTENTE VELOCISTA: Su afición por deportes como la gimnasia deportiva y las cualidades que en ella vio un profesor la decantaron a calzarse las zapatillas con clavos y centrarse en la velocidad, 100, 200 metros y relevos 4x100 sobre el tartán de Mendizorrotza, defendiendo los colores del club Michelin. Alex Larretxi

“Los recuerdos del Casco Viejo son una parte importante por los días de fiesta disfrutados en la Zapatería, Cuchillería o Cercas Bajas”

De forma paralela al atletismo encontró en el ajedrez otra actividad en la que también se volcó. Sobre las 64 casillas blancas y negras del tablero, entre alfiles, caballos, peones y reinas logró mejores resultados que sobre la pista de atletismo. “Con 14 años llegué a ser campeona de Álava, Euskadi y por equipos del Cantábrico, en un torneo que creo no ha vuelto a celebrarse”, rememora.

La acumulación de tareas en el batzoki, el atletismo, ajedrez y los estudios de Económicas le llevaron a tener que abandonar algunas mientras empezó a descubrir “otras aficiones y buenos momentos” en plena efervescencia de la juventud.

“Me afilié en 1991 por la vocación de servicio y los valores del PNV que ayudan a que la sociedad sea mejor y de oportunidades a las personas”

Habitual del Casco Viejo y calles como Zapatería, Cuchillería, Cercas Bajas o la plaza del Machete, de este último enclave guarda un recuerdo especial por ser una “parte importante en la que encontré a mi compañero de viaje”, describe en alusión a su incipiente historia de amor con quien hoy es su discreto marido. 

LOS RECUERDOS DEL CASCO VIEJO: Un vínculo especial tiene la plaza del Machete en su trayectoria vital como parte importante “en la que encontré a mi compañero de vida”, sin faltar también otros instantes singulares como las jornadas festivas de La Blanca en las cercanas calles de la Cuchillería y Cercas Bajas. Alex Larretxi

 Como muchas parejas de aquella época “compramos un piso en Ariznabarra con toda la ilusión y empezamos los sufrimientos de pagarlo, amueblarlo y residir en él durante cinco años”, describe. La zona de juegos infantiles en Castillo de Quejana se convirtió en lugar de paseo y estancia habitual junto a su primera hija. Vino después una mudanza temporal al barrio de Lakua antes de instalarse definitivamente en el hogar que ahora tiene junto a su marido y los dos hijos veinteañeros. 

LA ILUSIÓN DE LA PRIMERA VIVIENDA: Tras los años de infancia y adolescencia en Zaramaga, Beatriz Artolazabal adquirió en el barrio de Ariznabarra su primera vivienda. Junto a su entonces novio “preparamos el piso con toda la ilusión y viviendo en Ariznabarra nació mi hija mayor”, recuerda la candidata jeltzale. Alex Larretxi

No se olvida de sus orígenes en Zaramaga y son habituales sus visitas a casa de su madre o rellenar la cesta de la compra en la Carnicería Acebo, la pescadería, la mercería y la farmacia de un barrio al que siempre que puede vuelve para recordar sus raíces.