Hace justo una semana, un paciente vasco fue sometido al primer tratamiento focal de cáncer de próstata que se realiza en Euskadi. Osakidetza llevó a cabo en el Hospital Universitario Donostia esta innovadora terapia destinada a tratar lesiones pequeñas o de bajo riesgo, de forma localizada y preservando al máximo el área no afectada.
El procedimiento es de especial relevancia ya que el cáncer de próstata es el más prevalente en el caso de los hombres, y unos 1.500 vascos son diagnosticados cada año de este tipo de tumor. Sus tasas de detección por prueba analítica son elevadas, aunque en torno a la mitad de los pacientes son clasificados como de riesgo bajo o intermedio.
El tratamiento habitual puede causar incontinencia urinaria o afectar a la potencia sexual, provocando disfunción eréctil
El tratamiento habitual va dirigido a la totalidad de la glándula prostática, mediante prostatectomía radical o radioterapia, lo que puede causar incontinencia urinaria o afectar a la potencia sexual, provocando disfunción eréctil.
Sin embargo, con la terapia focal, se aborda únicamente la zona afectada por el cáncer, preservando el resto de la glándula y, por tanto, minimizando los efectos secundarios. Eso la convierte en una alternativa prometedora para tratar a pacientes que presenten lesiones pequeñas o de bajo riesgo.
En esta primera intervención participó un equipo conformado por cuatro urólogos del Hospital Donostia, Jon Belloso, Pablo Melendo, Laura Busto y Guillem Morales, capitaneados por Igor Oyarzabal, responsable del Servicio de Urología.
Este procedimiento se realizó además bajo la supervisión y en colaboración con el Jefe de Urología de la Clínica Universitaria de Navarra, el doctor Bernardino Miñana, el profesional con más experiencia en este campo.
“De hecho, nos dijo que lo teníamos casi todo y que nos veía muy preparados. Que solo nos faltaba el último paso, porque para llegar a este punto, debes tener un proceso largo de aprendizaje ya hecho. Pero queríamos que él estuviera presente porque era nuestro primer caso”, señala el doctor Oyarzabal.
Pese a ser una técnica menos invasiva, el seguimiento del paciente debe ser estricto, incluyendo pruebas de imagen y una nueva biopsia de próstata el primer año. Más adelante, existe la posibilidad de realizar un segundo proceso similar al primero o, según los resultados, terminar tratando la próstata completa.