El cambio de hoja en el calendario se ve acompañado cada ejercicio con el habitual reajuste de precios en cuestiones tan banales que van desde el sello para franquear una carta por correo postal, el peaje de la autopista, el precio de un café con leche, la bombona de butano o la desaparición de los 20 céntimos con los que se ha bonificado el combustible durante nueve meses de un 2022 que hoy termina. Todo ello en un contexto de precios desorbitados en la alimentación o la energía, que ponen a prueba la solvencia de las economías familiares.

En medio de esa tendencia alcista, los gasteiztarras van a comenzar el año con una primera buena noticia en forma de congelación de los precios públicos, impuestos y tasas municipales. De esta manera, la media del total de los recibos que una familia abonará a lo largo de los próximos 12 meses se sitúa en los 400 euros. En esa cantidad figuran los que afectan a la inmensa mayoría de vitorianos por el hecho de tener un piso, trastero, plaza de garaje o ser propietarios de un vehículo. Esto se traduce en tener que hacer frente a los recibos del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), el de circulación y la tasa de basuras. No están contemplados en ese global de 400 euros otro tipo de precios como ser abonado de las instalaciones deportivas municipales, inscribirse en cualquiera de los cursos deportivos o culturales programados en los centros cívicos o tener que abonar la OTA cuando se estaciona en el centro de Gasteiz.

El gabinete Urtaran anunció en septiembre su intención de no encarecer los precios de los bienes y servicios que presta. Así se vio reflejado en el proyecto de ordenanzas fiscales que salió adelante para su aplicación durante el tenebroso e incierto 2023. “Estamos viviendo un encarecimiento de los precios de bienes y servicios sin precedentes, con subidas que afectan directamente a las personas, las familias y las empresas. El Ayuntamiento no puede cargar ahora una mayor inflación sobre la ciudadanía y el tejido económico planteando la subida de los tributos”, explicó al alcalde, Gorka Urtaran, al anunciar el planteamiento de la congelación del amplio listado de impuestos y tasas municipales.

De listado de impuestos que darán un zarpazo al bolsillo durante el año 2023 es el de Bienes Inmuebles (IBI) el que supone una mayor cuantía a las economías domésticas. Gasteiz tiene el IBI medio más elevado de las capitales vascas con un recibo medio de 258 euros, según los datos aportados en un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Ese importe final está condicionado al barrio de la ciudad en el que se ubique el piso. El pasado 28 de octubre procedió a girar el Consistorio 259.844 recibos del Impuesto de Bienes Inmuebles, lo que supuso una riada de 44,57 millones de euros para las arcas municipales. Una simple operación aritmética refleja que el importe medio de cada recibo alcanzó los 171,54 euros. Para mitigar esa cantidad existen una serie de bonificaciones que van desde ser familia numerosa, contar en el edificio con certificados de eficiencia energética y exenciones según el nivel de renta o el número de personas que residan en la vivienda.

La tasa de basuras reporta a las finanzas municipales algo más de 11 millones de euros y el desembolso más habitual de cada domicilio son 56,76 euros, siempre que su superficie sea inferior a los 120 metros cuadrados.

Contar con un vehículo propio supone también un desembolso en forma de impuesto de circulación. En este caso los caballos fiscales del vehículo. Por debajo de los ocho, el recibo será de 26,67 euros. Entre los ocho y 11,99 caballos el importe fijado para este año es de 71,45 euros y por encima de 12 y hasta los 15,99, los propietarios recibirán un recibo de 158,79 euros. Hay también exenciones de las que se pueden beneficiar las familias numerosas, entre el 10% y el 20%. También el tipo de automóvil de estas unidades convivenciales es otro aliviadero a la hora de reducir el pago del impuesto y las que disponen de un vehículo con etiqueta ECO se benefician de una bonificación del 60%. El cargo, el pasado 11 de mayo, de los 143.450 vehículos censados en Gasteiz, supuso el ingreso de 15.213.595,72 euros para las arcas municipales. “El impuesto de vehículos es uno de los que ha tenido una evolución más estable dentro de la cesta de tributos municipales, tanto por volumen de contribuyentes como en el importe de las tarifas. En la última década los recibos han permanecido congelados la mayoría de años y en un par de ocasiones, incluso, bajaron las tarifas”, detalló el concejal de Hacienda, Iñaki Gurtubai. Las cantidades que se van a girar este año son los mismos importes que el pasado ejercicio y también de 2020 y 2019, tras no haber sufrido ninguna variación este impuesto.

Fuera de ese cómputo de los 400 euros hay que añadir a los cerca de 90.000 vitorianos que tienen el carnet de abonado de las instalaciones municipales. Ese abono general añade otros 95,40 euros a la factura de gastos de cada hogar.

El anuncio de no encarecer los recibos de los impuestos tiene en el IBI, circulación y basuras como los que más afectan a la población. Esta congelación se aplica también a otros menos conocidos y que afectan a otra escala como son el Impuesto de Actividades Económicas (IAE), el de construcciones y obras (ICIO) y la Plusvalía. En el listado de tasas también congeladas figuras otras como la tasa de vados, veladores, las bodas o los servicios funerarios.