Ambiente, mucho ambiente. Miles de gasteiztarras llenaron ayer la plaza Nueva para disfrutar como se merece del tradicional Mercado de Navidad, organizado por la Fundación Vital, tras dos años sin poder celebrarlo a pleno rendimiento, mermado por la pandemia. Este jueves, previo a la Nochebuena, la plaza recuperó todo su esplendor de antaño y la afluencia, que fue buena desde primera hora de la mañana, se consagró al mediodía, momento con mayor concurrencia de público. Hasta la meteorología ayudó con temperaturas, se puede decir calurosas para estas fechas del año, que animaron aún más las ganas de la gente por acudir al mercado.

Mermeladas, embutidos, dulces, vino, pan, setas, miel, legumbres, verduras, patés, conservas y frutas, entre otros muchos productos, para abastecer la despensa invernal y proveer las mesas de cara a las reuniones familiares de estos próximos días. El evento contó con un centenar de puestos de venta de productos locales y artesanos, mayoritariamente alaveses, pero también llegados de otros territorios vascos e incluso del exterior como Cantabria, Castilla y León y Cataluña. A ellos, se unieron, como novedad, cuatro nuevos stands gastronómicos en los que los gasteiztarras dieron buena cuenta de talos caseros, croquetas, caldo y hamburguesas de gallinas camperas. Todo impregnado de un gran ambiente festivo y aderezado por la música de la fanfarre Gesaltza y el directo del grupo de gipsy-swing Erromintzelak que arrancó pases de baile entre los más animados del lugar. El sello característico del Mercado de Navidad son los productos locales y de cercanía que durante más de seis décadas los baserritarras llevan abasteciendo a la capital alavesa. De entre ellos, las hermanas Arantza y Dulce Burutxaga, cuarta generación de una familia de Amurrio, dedicada a la elaboración de embutidos y quesos desde que arrancó ya hace años el oficio de mano de su bisabuela. 

Cercanía y tradición

“Nosotras somos titiriteras del embutido”, expuso jovial Arantza. “Hoy es un día para festejar y disfrutar de la tradición que tiene este Mercado de Navidad en Gasteiz y lo que significa”. Las hermanas Burutxaga vendieron a buen ritmo las morcillas tradicionales de Álava, condimentadas con arroz, cebolla y puerro al ser su “producto estrella”, en un puesto en el que también disponían de txistorra, chorizo dulce, salchichas caseras y embutidos en distintas tripas. Ayer fue la primera vez que participaban del evento, animadas por su clientes del Mercado de la Almendra al que acuden con sus productos desde hace más de una década. “No se trata solo de vender, es una jornada especial por mantener la historia de nuestra familia, estar en nuestra tierra y ofrecer un producto local, cercano y de calidad”, manifestó ilusionada. 

También se estrenaba en la feria por primera vez con sus quesos, Luis, un joven ganadero cántabro de Camargo, que acudió animado por dar a conocer su producto en Euskadi. En su quesería El Pendo y junto a su hermano, llevan adelante una cabaña de 400 ovejas para confeccionar cuatro recetas de queso de leche cruda de oveja. “No es un queso habitual, es más de estilo francés y su peculiaridad es que somos la única quesería de Cantabria que hacemos queso con la leche de pastores de nuestro propio rebaño”, explicó orgulloso de su trabajo.

Economía circular

Xabier Gorrotxategi de la cooperativa Delikatetxe de Elorrio aprovecha “literalmente todo” para elaborar sus caldos, hamburguesas y pechugas. “Recogemos las gallinas viejas ponedoras de huevos Eusko Label de las granjas para hacer los caldos y aprovechamos su carne para realizar las hamburguesas. Una vez hecho el caldo, utilizamos las verduras que hemos cocido para condimentar nuestras carnes. Con la cuñas de queso ‘defectuosas’ de Iñurrieta aderezamos las pechugas y, para rematar, con todo el sobrante realizamos comida para mascotas”. Vamos, que no desperdician nada de nada y saben sacar todo el provecho de su producto. “Es la primera vez que venimos y estamos a la expectativa de ver si la gente se anima a probar un producto diferente”.

Para todos los gustos

De endulzar el ambiente se encargó María Jesús Cacho de Tafalla. Es una “asidua” al mercado desde hace “muchísimos años”, ya que en Vitoria encuentra un “cliente fiel”. Y la verdad es que por su puesto no dejaron de pasar adeptos al azúcar, ya sea en versión piruleta, chocolate o el tradicional turrón royo navarro, “elaborado con miel, fruto seco y oblea”; aunque las reinas de las ventas fueron las garrapiñadas en todas sus diferentes variedades. Y después de tanto dulce entran los remordimientos, así que mejor pasar por el puesto de Yussyf que vino de Zamudio cargado de verduras y fruta deshidratada. Como Cacho, repiten cada año, ya que la clientela les conoce del Mercado de la Almendra. “De normal vendemos muy bien el tomate de caserío navarro, pero nuestro producto navideño estrella es la fruta deshidratada: ciruelas, orejones, dátiles e higos es lo que más nos compran por estas fechas”.

No solo de pan vive el hombre y la mujer, así que también hay que hidratarse y una buena opción es la que ofreció Txomin Onandia de la cerveza artesana alavesa GaragArt para los amantes al buen lúpulo. “Tras dos años raros por la pandemia y un tanto flojos, por fin la gente está animada y vamos a tope”, comentó, mientras ofrecía sus ocho variedades de cerveza al público en diferentes packs, ya que “se venden bien” al ser “un regalo que a mucha gente le gusta y aprecia para ir tomándose las cervecitas por días”. Estilos tiene, desde las de más alta graduación, envejecidas en bourbon o tequila con chile hasta una saver más “asidrada”, Ipas o Amber Ales. 

Entre tantas delicias gastronómicas, no aptas a la vista a según que horas del día, estaba el artesano Javier Ruiz de Egino de Araia, vendiendo pañuelos de señora para la cabeza, realizados en algodón y alambre por dentro. “Señora como ha vivido sin esto hasta ahora”, le decía jocoso a una joven que se probaba uno de ellos. Lleva años acudiendo al mercado, aunque antes les ubicaban fuera de la plaza, enfrente de Correos. “Estamos mucho mejor aquí dentro que es donde se cuece el meneo”, reseñó satisfecho con el cambio. El Mercado de Navidad recuperó todo su esplendor de antaño como un sabroso anticipo de la Navidad.