¿Ir de vacaciones al pueblo se ha puesto de moda?

Torraño, Cantalpino, Pedroso, Deleitosa, Alcántara, Piedras Albas, Navasfrías o Ayllón son solo algunos nombres de pequeños pueblos de Salamanca, Soria, Extremadura y Segovia donde varias familias alavesas han pasado parte de este verano.

Somos muchos los que después de la pandemia hemos añadido otro destino más que ya no puede faltar en nuestras vacaciones estivales: el pueblo de nuestros padres y abuelos.

Y es que el confinamiento de hace dos años ha cambiado algunas de nuestras costumbres, y una de ellas ha sido la vuelta a nuestros orígenes y a nuestra infancia.

De vacaciones al pueblo

Lejos de multitudes y de lugares mucho más turísticos de la costa, muchos alaveses eligieron hace dos años pasar algunas semanas de julio y agosto en el pueblo, una tradición que se repite desde entonces.

Localidades que en muchos casos no superan los 500 habitantes. Pueblos donde en el mejor de los casos hay una panadería y, con mucha suerte, piscinas municipales.

De vacaciones al pueblo

Pájaros, tractores y huertas

Torraño, un pequeño municipio de Soria a tan sólo cinco kilómetros de Segovia, es el claro ejemplo de que viajar despacio y sin prisas es posible, y del que disfrutan sus veranos la familia vitoriana Martín Alfonso.

Este singular pueblo, donde el censo no supera los 10 habitantes desde hace años, se extiende en torno a la iglesia parroquial de Santa María Magdalena, y a una pequeña sociedad que gestionan los propios vecinos y que abren sobre todo en Semana Santa y verano.

Sin ningún comercio disponible, esta pequeña localidad de Soria alberga varias casas de gente que llega en su mayoría de Madrid tanto los fines de semana como en verano, ya que por cercanía en poco más de una hora están en plena naturaleza y se alejan del caos de la gran ciudad.

Sin olvidar que desde hace unos años dispone de una casa rural que recibe a visitantes nuevos en busca de mucha tranquilidad.

De vacaciones al pueblo

Es el pueblo donde literalmente te despiertan los pájaros y algunas cosechadoras y tractores, donde algunos niños vuelven a tomar las calles y la plaza en verano con sus bicis, sin apenas coches circulando, y donde los vecinos disfrutan de sus huertas y de salir a sentarse a la fresca por la noche.

A cinco kilómetros está Ayllón, una localidad de mayor tamaño que pertenece a Segovia donde los vecinos van en coche a comprar el pan, hacer algo de compra, tomar un café o almorzar unos torreznos en la plaza.

De vacaciones al pueblo

Aprovechando que hay más gente, Torraño suele celebrar su fiesta el tercer fin de semana de agosto con una orquesta, juego de bolos, ofrendas a la virgen, hinchables en la plaza y, como no, el cordero asado que no puede faltar en ninguna casa.

La vuelta al pueblo se ha convertido en las mejores vacaciones para decir adiós al despertador, a las prisas y al pesado equipaje que llevamos a otros destinos.