Es habitual que, cuando se habla de lesiones de trabajo y enfermedades profesionales se piense en accidentes que pueda sufrir un trabajador de la construcción, un operario manejando maquinaria en un almacén, un electricista... Sin embargo, peluqueros, sanitarios, o camareros sufren estos males que poco o nada tienen que ver con los duros trabajos en la industria. En cualquier sector, sea el que sea, un trabajador puede enfermar al menos una vez durante su vida laboral.
¿Qué son las enfermedades laborales? Las que se contraen como consecuencia del desarrollo de una actividad laboral. La lista es amplia, pero están catalogadas por grupos según el agente que las causa: agentes químicos, agentes físicos, agentes biológicos, por inhalación de sustancias y agentes no comprendidos en otros apartados, agentes carcinogénicos y enfermedades de la piel causadas por sustancias y agentes no comprendidos en alguno de los otros apartados. Para hacerles frente está la higiene industrial, la disciplina dedicada a su prevención, mientras la medicina del trabajo se especializa en la curación y rehabilitación de los trabajadores afectados.
Según los especialistas, son dos las patologías mayoritarias: trastornos psíquicos y musculoesqueléticos. Estos últimos se denominan TME y se relacionan con el trabajo. Afectan principalmente a la espalda, el cuello, los hombros y las extremidades (tanto superiores como inferiores) y se incluye en ellos cualquier daño o trastorno de las articulaciones u otros tejidos.
Los problemas varían desde molestias y dolores leves hasta enfermedades más graves que requieren baja por enfermedad o tratamiento médico. En los casos crónicos pueden provocar una discapacidad e impedir que la persona afectada siga trabajando. Las TME se presentan en los empleos en los que hay una exposición a riesgos físicos y a riesgos ergonómicos. De ellas, un ejemplo muy común es el lumbago, que produce dolor en la zona lumbar. De hecho, los dolores de espalda se sitúan a la cabeza en la lista de problemas de salud más frecuentes.
Entre las causas están permanecer mucho tiempo sentados, cargar con un peso excesivo, una mala postura o posición o hacer movimientos repetitivos, tener una labor sedentaria€ Estas mismas acciones pueden derivar en artritis, otra enfermedad habitual dentro de las afecciones musculares y físicas. Por lo general, todos estos motivos provocan lesiones musculares que pueden experimentarse en todo tipo de trabajos y sectores. La mejor forma de evitar estas afecciones es hacer estiramientos habitualmente durante la jornada, cambiar de posición para no sobrecargar una zona y hacer ejercicio físico.
A esta lista se suma el síndrome del túnel carpiano, que genera entumecimiento, debilidad o dolor muscular en las muñecas o en la mano. El origen puede ser variado, como un uso intensivo del ordenador, cargar peso excesivo de forma continuada o realizar movimientos repetitivos de manos y muñecas.
Además, los trabajadores también sufren sinovitis, especialmente a partir de los 45 años. Es la inflamación de la membrana que recubre la articulación de la rodilla. Con el paso del tiempo, las articulaciones se resienten, particularmente en aquellos casos en los que el trabajo que se desempeña requiere de una gran movilidad y actividad física. A estas se podrían sumar enfermedades cardiovasculares, fatiga visual y lesiones oculares, hipoacusia (especialmente acentuada en aquellos operarios que trabajan con maquinaria vibrante o muy ruidosa) o la dermatitis (irritación de la piel).
Estrés, la depresión o la ansiedad
Los trastornos psíquicos son tan frecuentes o más que las lesiones físicas. Están a la cabeza de las enfermedades laborales hoy en día. Y es que, con frecuencia, se dan las condiciones para desarrollar estros problemas: un ritmo de trabajo muy elevado y la presión o la exigencia demandada son factores que condicionan y que conllevan enfermedades como el estrés, la depresión o la ansiedad. Los síntomas, la prevención y el reconocimiento de estas afecciones no es tan sencillo como los problemas físicos. En cualquier caso, es importante tener un trato correcto con los compañeros y trabajadores y evitar comportamientos como el menosprecio, la presión sobre la productividad o cuestionamiento sistemático hacia una persona. Estas conductas pueden llevar a a sufrir una crisis psicológica.
De este conjunto de enfermedades, el estrés laboral es uno de los principales enemigos. Es habitual creer que esta enfermedad es el resultado del exceso de trabajo, pero no siempre es así. En algunas ocasiones, puede producirse como consecuencia de una carga de trabajo escasa, donde el trabajador se siente infravalorado y siente que no aporta todo lo que podría. Y es muy común el famoso 'mobbing laboral', que se produce como consecuencia de una mala gestión de equipos.
Según la OMS una de las últimas enfermedades profesionales que han sido añadidas a la lista de la Organización Mundial de la Salud es el 'burnout', más conocido como síndrome del trabajador quemado. El 'burnout laboral' es un trastorno emocional que pueden sufrir algunos trabajadores como consecuencia de un entorno laboral y unas condiciones de trabajo hostiles: carga excesiva de trabajo, malas relaciones, falta de formación para desempeñar su puesto, altos niveles de estrés€ Un conjunto de situaciones que llevan a una dolencia complicada.
Diferencia entre accidente de trabajo y enfermedad profesional
La diferencia es que el accidente de trabajo se produce en un momento puntual, mientras que la enfermedad laboral se va generando paulatinamente a consecuencia de la prestación constante y diaria de las funciones de trabajo. De esta el accidente laboral es algo que visible y puntual, mientras las enfermedades profesionales pasan más desapercibidas al manifestarse poco a poco y a lo largo del tiempo.
Expertos en estas cuestiones, aseguran que un buen plan de prevención debe incluir un estudio para prevenir accidentes y revisiones médicas regulares en las que se podrán observar marcadores y parámetros que avisan sobre potenciales enfermedades profesionales que podría padecer un trabajador.