Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, el cáncer de pulmón es uno de los que presenta una mayor incidencia en la población y con una tasa de mortalidad alta. En el año 2020, de los más de 10 millones de fallecidos por cáncer, 1,8 millones de defunciones corresponden a cáncer de pulmón. Se forma en los tejidos del pulmón, generalmente en las células que recubren los conductos de aire.
El doctor Carlos Huesa, un joven de origen malagueño de 27 años, ha llevado a cabo una investigación sobre esta dolencia en su tesis doctoral sobre Cuantificación de incertidumbres dosimétricas en radioterapia corporal estereotáctica pulmonar. En este estudio se plantean cuestiones como ¿qué factores son determinantes para una correcta aplicación del tratamiento?, ¿es posible asegurar que el tumor permanece dentro de los márgenes de seguridad durante el proceso?
Huesa es ingeniero biomédico, máster en Matemáticas, y ha desarrollado su investigación en la Universidad de Navarra. El fundamento es que la radioterapia externa es uno de los tratamientos habituales. El objetivo es aplicar radiación al tumor desde una fuente externa y al mismo tiempo proteger al máximo el tejido sano que lo rodea, logrando así disminuir los efectos secundarios sobre el paciente. En la práctica habitual este objetivo se consigue estableciendo unos márgenes de seguridad alrededor del tumor para asegurar que la dosis de radiación es la adecuada, minimizando el impacto en los órganos próximos al tumor. Es decir, evitando otros posibles daños.
Pero en estos procedimientos hay que tener en cuenta -según indica este estudio- el movimiento del tumor provocado por la propia respiración del paciente durante la administración de la radiación, sus cambios anatómicos a lo largo de las diferentes sesiones e incluso el movimiento combinado del haz de radiación y del propio tumor.
Huesa señala que "La dificultad añadida en el cáncer de pulmón es que el paciente respira y, por lo tanto, el tumor se mueve. Además, durante la aplicación del tratamiento, el paciente ha podido presentar cambios anatómicos como la pérdida o ganancia de peso, o simplemente el desplazamiento del tumor".
El proceso se basa en el uso de las imágenes adquiridas de los pacientes durante el tratamiento TAC, y de CBCT Cone Beam Computed Tomography
Las nuevas técnicas que plantea esta investigación se basan en el uso de las imágenes adquiridas de los pacientes durante el tratamiento: imágenes de TAC (obtenidas previamente al tratamiento) e imágenes diarias de CBCT -Cone Beam Computed Tomography- (obtenidas el mismo día del tratamiento). Ambos conjuntos de imágenes son correlacionados espacialmente, lo que permite un cálculo más fiable de la dosis de radiación.
salvaguardar el tejido sano Estas estrategias permiten evaluar la calidad de los tratamientos con el fin de contribuir a una mejor toma de decisiones a nivel clínico y "cuantificar con la mayor exactitud posible la posición del tumor dentro de los márgenes de seguridad y la dosis que ha recibido, intentando salvaguardar el tejido sano", dice Huesa.
Considera interesante la aplicación de estas herramientas estudiadas en los tratamientos de protonterapia. "A diferencia de la radiación convencional, en la protonterapia el máximo de la radiación se deposita en el tumor, reduciendo considerablemente los efectos secundarios. Para garantizar este procedimiento, es crucial cuantificar el impacto de las incertidumbres que hemos evaluado en esta tesis doctoral (respiración, cambios anatómicos y movimiento combinado del haz de radiación y del tumor)".