La industria agroalimentaria juega un papel estratégico a nivel mundial para alcanzar el desarrollo sostenible global que la ONU propone para 2030. Un sector que es crucial en Euskadi y en el conjunto del Estado, tanto por su contribución a la economía como por cubrir la necesidad básica de la sociedad de alimentarse. Por su importancia y su envergadura, es primordial que toda la cadena de valor alimentaria siga en constante evolución adelantándose a los cambios futuros y atendiendo a las nuevas necesidades del mercado. Y el camino para seguir creciendo y crear nuevas oportunidades de trabajo es la apuesta por la innovación.
El centro tecnológico AZTI presentó el pasado marzo el informe FoodTure, una guía que recoge los aspectos fundamentales a tener en cuenta para activar la innovación en el sector alimentario y remar hacia la transformación sostenible y saludable de la industria.
La principal conclusión del informe es que la pandemia ha puesto de manifiesto la importancia de contar con un tejido agroalimentario, robusto, innovador y sostenible. En esta crisis del coronavirus la sociedad ha variado sus hábitos de alimentación; el aumento en el gasto en las grandes superficies así como la compra de comida on line son dos ejemplos de estos cambios. El escenario actual pide a la industria alimentaria que apueste por la digitalización, la innovación y la investigación desde la cadena de suministro hasta el consumidor, acciones clave para garantizar la viabilidad del sector.
Oportunidades de transformación
¿Cuáles son las direcciones en las que se puede investigar o innovar? Según el informe de FoodTure, en primer lugar se encuentra la economía circular, es decir, trabajar para que las empresas y soluciones sean de cero o bajo impacto ambiental. Otro de los ejes es segmentar el mercado por grupos de personas que tengan características similares: sobrepeso, deportistas, edad... La industria puede dar respuesta a estos perfiles tan segmentados y desarrollar soluciones muy focalizadas que ayuden a las personas a crecer y a envejecer de forma saludable.
Inteligencia de negocio
Otro campo de innovación es la inteligencia de negocio dirigida por datos para conocer bien al consumidor y sus hábitos, a los propios procesos productivos pero también para poder tener la trazabilidad de toda la cadena de suministro. Esto último es una información de mucho valor para el cliente final que demanda saber de dónde viene y cómo se produce dicho producto antes de comprarlo.
La industria alimentaria también tiene que apostar por el multicanal, según la guía elaborada por AZTI; la convivencia de lo físico con lo virtual es ya una realidad arraigada a nuestra sociedad y hay que seguir desarrollando esta esfera digital ya que proporciona una información muy valiosa de cómo el cliente interactúa con un producto concreto. Y, por último, la innovación también tiene que girar alrededor del compromiso de las empresas con las personas y el medio ambiente. La tecnología permite a las empresas producir de una manera mucho más eficiente y segura.
Casi la mitad de las empresas vascas desarrollan acciones innovadoras porque es el camino al futuro en el sector de la alimentación. Según una encuesta realizada por expertos a 258 responsables de empresas de la cadena de valor alimentaria de la CAV, el 48% está desarrollando actualmente algún tipo de actividad innovadora y el 43% tiene previsto hacerlo antes de fin de 2021. Otro 48% ha incorporado herramientas o metodologías de impulso a la innovación que tengan en cuenta al consumidor final y un 46% tiene un equipo propio de innovación dentro de la empresa.
Los aspectos que más condicionan la decisión de iniciar o desarrollar actividades de innovación son los costes y la incertidumbre acerca de la demanda real del mercado. Aun así, los datos de este estudio ponen de manifiesto que al menos la mitad de las empresas alimentarias ya han incorporado la innovación dentro de su funcionamiento y casi la otra mitad tiene lo contemplado para un futuro próximo.