El duro golpe asestado por la pandemia del covid-19 ha tenido efectos nefastos para el tejido industrial. No obstante, tras iniciarse la crisis sanitaria a principios de 2020, la industria podría empezar a vislumbrar este año 2021 la luz al final del túnel. Aunque todavía nadie se atreve a aventurar cuándo llegará el fin de la crisis, son varios los indicadores que parecen adelantar que lo peor ya podría haber pasado, sobre todo teniendo en cuenta que la distribución de las vacunas finalmente parece estar avanzando a un buen ritmo.

A pesar de que las consecuencias del parón por el estado de alarma todavía se dejan notar con fuerza, poco a poco el tejido industrial vasco y navarro parece empezar a retomar el pulso perdido. Para Pablo Martín, responsable del departamento económico de Confebask, la clave pasa por minimizar la pérdida del tejido industrial. "Es fundamental limitar al máximo la pérdida de empresas industriales", ya que "en tanto en cuanto se mantenga el grueso del tejido empresarial, y sobre todo el tejido industrial, vamos a tener una base sólida sobre la que recuperarnos".

Para este año 2021, el departamento de Economía y Hacienda del Gobierno vasco ha rebajado en casi dos puntos, hasta el 6,7%, su previsión de crecimiento de la economía vasca, frente al 8,6% estimado a principio de año. Además, ha fijado en un 5,7%, el incremento que experimentará el PIB de la CAV para 2022, un crecimiento que tendrá al sector industrial como uno de sus principales motores.

Para el viceconsejero de Industria del Gobierno vasco, Javier Zarraonandia, pese a las dificultades actuales, "la industria vasca es sólida y está en una posición buena para la salida de la crisis". "Esperemos que la recuperación se confirme tanto este año como el próximo y que en el 2023 estemos ya en niveles equiparables a la situación precovid", señala.

"Esta no ha sido una crisis debida a desequilibrios económicos o financieros o al estallido de burbujas. Esto ha sido una crisis que del mismo modo que ha sido sobrevenida y repentina, si se consigue eliminar el factor que la ha provocado, es decir, el virus, o se limitan sus efectos al máximo, previsiblemente la recuperación será igual de rápida", opina Pablo Martín.

Crecen los pedidos

En el caso de Nafarroa, uno de los indicadores que permiten augurar que lo peor de la crisis podría ya haber quedado atrás es la confianza empresarial sobre la actividad de la industria en Nafarroa, medida a través del Indicador del Clima Industrial, que en los últimos meses viene reflejando opiniones más optimistas, fundamentalmente debido al ascenso estimado en la cartera de pedidos y en la producción prevista.

"Navarra figuraba al inicio de la crisis como una de las regiones europeas susceptibles de sufrir un mayor impacto precisamente por la rotura de la cadena de suministros dado el peso de la industria en su PIB. Sin embargo, y a medida que la situación se va prolongando, vemos cómo la fortaleza de su industria y una menor dependencia de sectores como el Turismo han hecho que por el momento la estructura productiva y económica se vaya manteniendo, con diferencias y de forma asimétrica en los distintos sectores", señala el consejero de Desarrollo Económico y Empresarial navarro, Mikel Irujo.

El departamento de Economía y Hacienda del Gobierno foral elaboró sus propias previsiones dentro del cuadro macroeconómico 2020-2023 como base para los Presupuestos Generales de Navarra 2021. Debido al alto nivel de incertidumbre, se plantearon dos escenarios. El más pesimista aboga por una recuperación de la actividad del 6,5% para este año, recuperación que podría llegar hasta el 7,2% en el escenario más favorable. En todo caso, alerta de que la incertidumbre ante la posibilidad de nuevos rebrotes del coronavirus puede trastocar los planes previstos y afectar a la evolución de la esperada reactivación económica.