París ha dejado nuevas imágenes ya insertadas en la historia de los juegos olímpicos modernos. Una vez celebrada ayer su clausura, es obligado poner más acento en lo positivo, especialmente en el espíritu deportivo de los participantes, que en ciertas polémicas interesadas o de poco recorrido. Fue éste el sentido del mensaje que se ofreció durante la ceremonia de clausura. Sin embargo, aunque París 2024 ha ofrecido imágenes de sana competición y espíritu olímpico, también evita certificar que quedan importantes deudas pendientes, como la ausencia notable de mujeres en algunas disciplinas por las trabas que se encuentran en sus países para poder tomar parte de ellas. Una circunstancia ante la que el Comité Olímpico Internacional no puede ni debe mirar a otro lado, sino tratar de acabar con esta lamentable situación cooperando en la presión adecuada para erradicarla. Una lacra del machismo que también ha sufrido la boxeadora argelina Imane Khelif por su desarrollo hormonal. En este caso, las fake news (noticias falsas) obligaron a aclarar reiteradamente su condición femenina, lo que resulta un señalamiento inaceptable. Ninguna mujer tiene por qué justificarse públicamente sobre su propia condición sino que son los representantes de la competición quienes deben cerrar filas frente al uso de rumores con clara intencionalidad dañina. También queda en el debe de la competición internacional más importante del planeta cómo afrontar la participación de países que se encuentran en conflicto. Por comparación, resulta llamativa e injustificada la presencia de Israel en las competiciones cuando el COI fue quien recomendó por iniciativa propia que Rusia no participara en estos juegos olímpicos por su invasión en Ucrania. No deben persistir dos varas de medir ante los países que ejercen con sus políticas una vulneración de los derechos humanos. Finalmente, el Comité Internacional sigue preso de intereses ajenos a los principios del olimpismo ante las reivindicaciones de países que, como Euskadi, no pueden ejercer su derecho a tener representación de sus deportistas por medio de sus propias selecciones. Una deuda pendiente con las naciones sin Estado que deberá ser resuelta tarde o temprano. Terminado París 2024 estas labores quedan pendientes para la nueva cita, en 2028, en Los Ángeles (Estados Unidos). l