Los partidos van despejando sus candidaturas a las elecciones vascas del próximo año, aunque estas sigan sin fecha y la legislatura aún atesore contenidos de importancia por desarrollar. El cambio de ciclo que auguran los nuevos nombres tiene mucho que ver con un componente generacional pero su procedimiento también retrata el modo en que cada opción lo afronta. Iñigo Urkullu pondrá fin a doce años de dirección del Gobierno Vasco, iniciado en lo más crudo de la crisis financiera global y que concluirá el próximo año tras una pandemia inédita y una crisis bélica y económica igualmente globales. Lo hará rubricando unos resultados socioeconómicos –empleo, calidad de vida, crecimiento económico, compromiso social,...– objetivamente envidiables por cualquier gestor europeo. El PNV aspira a continuar ese camino con un nuevo rostro curtido en la gestión pública y las políticas de desarrollo económico y bienestar: Imanol Pradales. Siguiendo su tradición de separar instituciones y estructura del partido, su Ejecutiva aprobó de modo colegiado y corresponsable proponer a su militancia un candidato que protagonizará un cambio generacional. Este es, por sí mismo, un procedimiento sin parangón en el entorno político. Los rostros que disputarán la próxima contienda electoral llegan por caminos muy distintos y ninguno equiparable. En el PSE, la elección de Eneko Andueza como secretario general automatizó el nombre del candidato, en su modelo de acumulación de poder institucional y partidario en su persona. A continuación, la candidatura de Javier de Andrés, en esa misma pauta, llegó seleccionada a dedo por la dirección de su partido en Madrid. Ayer mismo, EH Bildu puso en marcha su proceso de selección que, tal y como contó su coordinador general, Arnaldo Otegi, ha dependido de su propia decisión individual, dando a entender que el proceso interno solo se inicia porque él decidió no postularse al cargo y reservarse su actual posición orgánica en la coalición. Queda pendiente concretar si a la izquierda del PSE habrá una o más candidaturas, si será Sumar, Podemos o hay margen a la unión. Procesos significativos que permiten medir el grado de cohesión y participación interna de cada uno y que consolida la bicefalia del PNV como mecanismo estable y versátil para encarar el cambio de ciclo.
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