La brutalidad y uso indiscriminado de la violencia por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel en Gaza ha desbordado los límites del derecho y el reconocimiento de su legitimidad a recurrir a la fuerza. Si el ataque de Hamás contra civiles israelíes merece la condena internacional por terrorismo, la ofensiva militar contra la población palestina ha derivado en un escenario susceptible de consideración como crimen de guerra y auténtico genocidio. Al igual que el derecho penal incluye en la mayoría de los Estados el reconocimiento de la legítima defensa como eximente de responsabilidad, la Carta de Naciones Unidas (ONU) admite el derecho de los Estados a realizar acciones, que en otras circunstancias se considerarían punibles, para impedir o repeler una agresión ilegítima. El ataque de Hamás lo fue y el argumento emocional en torno al que el primer ministro Netanyahu obtuvo la coartada de un gobierno de unidad nacional que respalda su respuesta se construyó en torno a la legítima defensa de Israel por el asesinato de sus ciudadanos. Sin embargo, la operación militar desatada sobre Gaza para aniquilar a Hamás vulnera dos principios centrales que tanto la base consuetudinaria de la legítima defensa como la propia doctrina de Naciones Unidas exige: necesidad y proporcionalidad. El asesinato indiscriminado de civiles, el ataque a instalaciones protegidas por las convenciones internacionales como son los hospitales de Gaza desbordan cualquier legitimidad y dejan sin amparo ético ni legal a Netanyahu y el Estado israelí. Es imperioso reconducir la crisis a los cánones del derecho internacional, aunque hoy sea una quimera confiar en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Aunque la Carta de la ONU no establece limitación preventiva del derecho de defensa, sí habilita al Consejo a intervenir, a contener su aplicación y a poner fin a los excesos cometidos en su nombre cuando se han desbordado los límites de lo éticamente aceptable. Tiempo habrá para tratar de extraer la verdad en la guerra de desinformación de las partes, de aflorar si Hamás ha cometido el crimen añadido de utilizar a su pueblo como escudos humanos, como denuncia Israel. Pero lo imperioso es frenar el crimen que se está cometiendo ahora a la vista de todos, al convertir en objetivo militar a la población civil palestina.