El Partido Popular exhibió ayer su fuerza y su poder de convocatoria en el acto principal diseñado por la formación liderada por Núñez Feijóo para mostrar su “indignación” y su rechazo a la futura ley de amnistía pero también, en general, a los acuerdos alcanzados por el PSOE con distintas fuerzas políticas (Sumar, ERC, Junts, PNV, EH Bildu, BNG y CC) para investir a Pedro Sánchez. Cientos de miles de personas respondieron al llamamiento del PP en 52 capitales del Estado, tras haber calentado irresponsablemente el ambiente durante varios meses con argumentos no exentos de mentiras, verdades a medias, hipérboles llenas de dramatismo y patrioterismo. Resulta lamentable preguntarse qué busca el PP con esta estrategia frente a Pedro Sánchez que entraña graves riesgos. Una cosa es la movilización y otra la agitación de las calles, como ha podido comprobarse estos últimos días en las concentraciones ante las sedes del PSOE. Los mensajes lanzados por todos los dirigentes del PP –y las intervenciones, incluida la de Feijóo, en los actos de ayer no fueron una excepción– están dirigidos desde la misma noche electoral a proclamar la ilegitimidad de un posible gobierno de Pedro Sánchez. Un partido de Estado –como se reclama el PP– no puede dudar nunca de la legitimidad de un presidente elegido por la mayoría absoluta de un Parlamento salido de las urnas ni de las leyes que, le gusten o no, pueda aprobar democráticamente esa Cámara. Repetir, al igual que hace la ultraderecha, que Sánchez perdió las elecciones, que está cometiendo un “fraude electoral” porque durante la campaña rechazó la amnistía que ahora defiende, acusar al partido rival y a sus dirigentes de dar un “golpe de Estado” y de convertir al país en “una dictadura” y, en definitiva, llamar a la población a frenar en la calle a los socialistas es puro y peligroso trumpismo. Escuchar, en este clima de exabruptos e insultos, a Isabel Díaz Ayuso ayer en presencia del propio Feijóo, asegurar ante miles de personas “nosotros nos encargaremos de devolver golpe por golpe” resume el punto de irresponsabilidad al que ha llegado el PP. Feijóo debe parar ya esta estrategia populista radical de confrontación en la que mantiene un insensato pulso con Vox y que puede llevar al enfrentamiento social. Al menos, si no es eso lo que realmente pretende.