El año 2025 entra en tramo final y los servicios de análisis económico ya están trabajando no solo con la perspectiva de los resultados que depare este año, sino también el que viene. La opinión general es que el crecimiento de 2026 será inferior al de este año, pero el lehendakari, Imanol Pradales, anunció una revisión al alza de las previsiones económicas para 2026, puesto que Euskadi ha demostrado, explicó, su capacidad para “aguantar y hacer frente” a la difícil situación internacional.

Aunque no concretó el alcance de esa nueva estimación de crecimiento del PIB, Pradales indicó que los indicadores económicos y laborales devuelven una imagen de “solidez” y que Euskadi está “aguantando bien”. A finales de julio, el consejero de Economía, Mikel Torres, señaló que el Ejecutivo vasco esperaba una tasa de subida del PIB del  2,1% para este año y del 1,7% para el que viene. En función de las circunstancias, el aumento del año que viene puede quedar en una horquilla entre el 1,8% y el 2%.

En este sentido, no se espera grandes variaciones en lo que se refiere a las líneas de 2025. Es decir, una ralentización en el sector industrial, con el consecuente efecto a la baja en las exportaciones, que se ve compensado por la aportación del sector servicios, el consumo privado y la demanda interna. En lo que respecta al mercado laboral, la previsión es que el año se cierre con la creación de 15.000 empleos, pero habrá que esperar a nuevas cifras sobre el paro. La próxima semana se conocerán las estadísticas de desempleo de septiembre, que pueden marcar la tónica de aquí a final de año. 

Pradales puso en valor durante el pleno de control la capacidad de resiliencia de la economía vasca y anunció la revisión al alza pese a las “nubes negras” de este otoño. Europa, el principal mercado de las exportaciones vascas, hace frente a diversos problemas, como la crisis de la industria de la automoción en Alemania y la pésima situación de las cuentas públicas en Francia, mientras debate como afronta las obligadas transformaciones energética y tecnológica sin perder competitividad frente a otros mercados, una tarea para la que de momento abundan los diagnósticos pero escasean las soluciones. En este contexto, Euskadi se mueve con crecimientos económicos en lo que va de año por encima de la media europea, pero por debajo de la del Estado, que se ve impulsado por una mayor expansión del secto terciario, en especial de actividades turísticas.

Pradales destacó la obligación del Gobierno vasco de “seguir trabajando para proteger nuestro tejido industrial y el empleo” y recordó que Ejecutivo ya ha dado “pasos importantes” en esta dirección en los últimos meses, si bien “esto no es suficiente y necesitamos más”. En este aspecto, Pradales confirmó que el próximo miércoles se presentará el Plan de Inversiones con el que se activarán los 1.000 millones de euros contemplados en la Alianza Financiera Vasca, el instrumento de colaboración público-privada anunciado en marzo con el objetivo de activar músculo financiero propio para que los ahorros y capacidades financieras vascas se orienten al “fortalecimiento, crecimiento y arraigo del tejido industrial y tecnológico de Euskadi”. 

En la Alianza participa el Ejecutivo a través del Instituto Vasco de Finanzas y nueve entidades financieras (Federación de EPSV de Euskadi, BBVA, Laboral Kutxa, Kutxabank, Fundación BBK, Kutxa Fundazioa, Vital, BasqueFik y Elkargi). El plan, explicó ayer el lehendakari, tiene como objetivo “fortalecer la base productiva vasca; garantizar nuestra soberanía tecnológica, industrial y alimentaria; acelerar la transición digital y ecológica; y reforzar el liderazgo de Euskadi en innovación y cohesión territorial. Por otra parte, señaló que el 28 de octubre se aprobará el proyecto de presupuestos para 2026, que será “el más alto de la historia”. “Aunque en otoño vengan nubes negras y veamos que se acercan, seguiremos trabajando de forma colaborativa para que Euskadi esté preparada para lo que venga”, remachó el lehendakari. 

Entre esos obstáculos están los aranceles impuestos por Estados Unidos, que van a afectar proporcionalmente más a Euskadi que al Estado por el peso de su industria. De hecho, la economía española creció un 0,8% en el segundo trimestre del año, dos décimas más que en el trimestre anterior y una décima más que el dato avanzado por el INE a finales de julio. Por su parte, el crecimiento interanual del PIB se situó en el segundo trimestre en el 3,1%, una décima menos que en el trimestre anterior pero un 0,3% más que el dato avanzado el pasado julio, según los datos de Contabilidad Nacional publicados ayer por Estadística. Con los crecimientos registrados en el segundo trimestre del año, la economía española acumula 20 trimestres consecutivos de avances trimestrales y 17 de aumentos interanuales.

En lo que respecta al avance interanual del PIB del 3,1% en el segundo trimestre, sólo la demanda interna contribuyó al crecimiento, al aportar 3,5 puntos, en tanto que la demanda externa restó medio punto, siendo ésta su menor contribución desde el último trimestre de 2023. Este último dato prueba la debilidad de los mercados exteriores, una situación que lastra a toda Europa.