El Banco de España ha advertido de que la deuda pública española se situará en niveles cercanos al 108% del PIB en 2026 y escalará en el entorno del 120% en el año 2040, en ausencia de cambios en las políticas fiscales y presupuestarias, lo que supondría un incumplimiento de las nuevas reglas fiscales europeas.

En su Informe de Estabilidad Financiera de Primavera de 2024, el organismo que dirige Pablo Hernández de Cos ha alertado de que las nuevas reglas fiscales europeas exigen a los países más endeudados una senda de gasto que asegure que la relación entre la deuda pública y el PIB se sitúe en una trayectoria descendente de forma plausible hacia el valor de referencia del 60%, bajo la condición de que el déficit público se mantenga por debajo del 3% del PIB a medio plazo.

En el caso del Estado español, el nivel de endeudamiento público es muy alto, superior al de la mayoría de los países de la Unión Europea. Así, a finales del año 2023, la ratio de deuda pública sobre PIB en España, del 107,7% del PIB, se situó más de 30 puntos porcentuales por encima de la media simple de la UE.

Según el Banco de España, en la actualidad se perciben elementos tanto de medio como de largo plazo, que constituyen fuentes de vulnerabilidad para la dinámica futura de la deuda pública. Uno de los elementos centrales de esta dinámica es el diferencial entre el coste de financiación de los gobiernos y el crecimiento económico de un país.

Si bien el diferencial entre el tipo de interés implícito sobre el saldo total de deuda y el crecimiento nominal de la actividad económica habría registrado una mejora desde 2019 hasta la actualidad, situándose en 2023 en niveles negativos (de en torno a -6,2 puntos en el caso de España y -5,8 puntos en el caso de la UE), las perspectivas para los próximos años señalan que esta tendencia revertiría de manera significativa.

Así, y según las previsiones más recientes del Banco de España y la Comisión Europea, este diferencial podría corregirse en casi 5 puntos porcentuales en España en los próximos dos años y en más de 3 puntos en el caso de la UEM, aunque se mantendría en valores negativos.   

CRECIMIENTO DE MÁS DE 2 PUNTOS DEL PIB EN GASTO EN PENSIONES

Desde una perspectiva a más largo plazo, el paulatino envejecimiento de la población se traduce en presiones al gasto público, como, por ejemplo, los relacionados con las pensiones o la sanidad. En el caso del Estado español, se estima que el gasto en pensiones sobre el PIB podría aumentar en más de 2 puntos porcentuales durante las próximas dos décadas (y en casi 1 puntos en la UEM), en ausencia de reformas significativas.

A esta tendencia demográfica cabría añadir otros desafíos de largo plazo como el aumento del gasto en defensa y las necesidades de inversión pública para la transición climática.   

PLAN DE CONSOLIDACIÓN, CON UN AJUSTE DEL 0,5% DEL PIB

Con todo, el Banco de España estima que la implementación de un plan de consolidación presupuestaria caracterizado por un esfuerzo de 0,5% del PIB, hasta lograr un equilibrio en el saldo estructural, mostraría una dinámica sustancialmente diferente.

En este escenario, la ratio de deuda pública sobre PIB mostraría una senda decreciente y sostenida que llegaría, en términos medios, a niveles cercanos al 75% del PIB en el año 2040. 

TIPOS DE INTERÉS

Por otra parte, el Banco de España no prevé que los tipos de interés aplicados a los créditos hipotecarios vuelvan a los niveles de 2021, previos al ciclo de endurecimiento monetario, según señala en su Informe de Estabilidad Financiera de Primavera de 2024.

En el mismo, ha indicado que la transmisión de la subida que el Banco Central Europeo (BCE) comenzó a aplicar en julio de 2022, y ha llevado a situar los tipos oficiales en el 4,5%, ya se habría "prácticamente completado" a finales de 2023, lo que supone que ya todos los hogares en España habrían visto revalorizada su hipoteca.

Al respecto, el Banco de España señala en el informe que la subida de tipos ha sido compensada, en buena medida, por el crecimiento de las rentas en los hogares, de modo que la ratio de carga financiera de los hogares se habría incrementado solo 1,1 puntos porcentuales en 2023, situándose en el 3,2% en diciembre de 2023.

Este aumento de las rentas también ha contenido el incremento de la proporción de hogares con una carga financiera bruta "elevada", es decir, que los gastos financieros sean superiores al 40% de la renta del hogar. De acuerdo con los análisis de simulación del Banco de España, este incremento se habría limitado a 0,7 puntos porcentuales entre 2020 y el tercer trimestre de 2023, lo que situaría al 11,2% de los hogares endeudados en esta posición financiera vulnerable.   

REDUCCIÓN DEL COSTE HIPOTECARIO

Ahora, en cambio, la situación es la contraria, puesto que ante la expectativa de recortes de tipos por parte del BCE, el Euríbor ya ha encadenado cuatro meses por debajo del 4%, por lo que el Banco de España prevé que el coste de las hipotecas comience a reducirse.

De hecho, la subgobernadora del supervisor español ya anticipó en enero que un tercio de los hogares se beneficiaría de esta relajación de los tipos en el primer trimestre.

Sin embargo, el Banco de España no prevé que los tipos de interés se vuelvan a situar en los próximos años en los niveles observados en 2021, antes del ciclo de endurecimiento monetario que comenzó en julio de 2022, y que tenía el objetivo de reducir la elevada inflación.

En concreto, afirma que los tipos de interés de referencia se situarán previsiblemente en 2024 "significativamente por encima" del nivel previo al ciclo de subidas, por lo que el coste de los hogares para acceder a nuevo crédito o renovar importes vencidos se mantendrá en un nivel "relativamente alto".

Sobre el mercado inmobiliario, el Banco de España señala que en la última parte de 2023 se observó una moderación en el precio de la vivienda, del flujo de crédito nuevo, así como una intensificación de la reducción del saldo de crédito hipotecario, si bien sostiene que es "aconsejable" reforzar la monitorización de las exposiciones inmobiliarias que tiene el sector bancario con el objetivo de detectar mejor posibles acumulaciones de riesgo.

Dentro del informe, el supervisor también realiza un análisis específico de las exposiciones que la banca tiene a las empresas inmobiliarias y de construcción, y señala que la banca española tiene un crédito concedido a este sector de unos 113.000 millones de euros. La mayor parte de este volumen, un 70%, son operaciones concedidas a tipo de interés variable, por lo que al cierre del año pasado estas empresas ya habrían absorbido, en buena medida, el aumento de los tipos de interés, al igual que los hogares.

"Esta composición del crédito implica una elevada sensibilidad de los costes de financiación del sector a la evolución de los tipos de interés de mercado", señala.

Por otro lado, apunta a que los riesgos de refinanciación "parecen contenidos", al menos a corto plazo, ya que algo más del 90% de la deuda bancaria de las empresas de este sector tiene un vencimiento residual superior a un año.

No obstante, el Banco de España aleja la posibilidad de una nueva crisis financiera como la de 2008-2012, gracias a la reducción en los balances bancarios de las exposiciones inmobiliarias, que son "muy inferiores" al observado antes de esta crisis.

SECTOR INMOBILIARIO

En cuanto a la posición financiera de las empresas dedicadas al sector inmobiliario, afirma que es "heterogénea, con un número "contenido" de empresas con problemas de generación de recursos en relación con su gasto financiero, pero con otras, la mayoría, con "recursos holgados".

Así, concluye que un aumento de los tipos de interés por encima de las expectativas de mercado actuales deteriorarían "solo de forma contenida" la capacidad de servicio de la deuda bancaria del sector. No obstante, las empresas que cuentan con un mayor peso de los gastos financieros experimentarían un deterioro "más notable" de su posición financiera ante estos mayores tipos de interés.

"Los impactos más importantes sobre la carga financiera bancaria de las empresas de estos sectores tendrían lugar ante caídas significativas de su actividad. En la medida que en el entorno actual, no se detectan en España señales de desequilibrios elevados en los mercados inmobiliarios residencial y comercial, la probabilidad de materialización de este factor de riesgo aparece contenida a corto plazo", afirma.

Sin embargo, en el mismo informe, el Banco de España insiste en mantener la vigilancia sobre este mercado, puesto que se trata de un canal que resulta "relevante" para la supervisión de los bancos.

PROVISIONES DE LA BANCA

Por otra parte, en su informe el Banco de España ha instado a la banca a que dedique una parte "significativa" de sus beneficios actuales a reforzar su capacidad de absorción de pérdidas para que esté preparada en caso de que se materialicen algunos riesgos derivados de la subida de tipos.

"Resulta recomendable que las entidades dediquen una parte significativa de los beneficios actuales a reforzar su capacidad para absorber los potenciales costes retardados que puede ocasionarles el actual entorno de tipos de interés más altos", indica el Banco de España en su informe semestral.

En este sentido, el organismo ha puesto el foco en que, hasta ahora, la mejora de la rentabilidad de los bancos ha sustentado una "importante" retribución al accionista y tan solo un "tímido" refuerzo de la solvencia.

"La tasa de distribución de beneficios se ha mantenido casi constante (44 %) en 2023 respecto al año anterior, pero dado el crecimiento de estos, se ha incrementado la retribución al accionista de forma notable (...). Como contraparte, la distribución o uso de los beneficios implica también un menor reforzamiento de la solvencia", incide el organismo liderado por Pablo Hernández de Cos.

La institución ha indicado que la rentabilidad sobre el capital (RoE, por sus siglas en inglés) fue del 12,3% el año pasado, 2,3 puntos por encima de 2022. De su lado, el coste de capital se elevó dos décimas, hasta el 9%. Asimismo, ha indicado que el alza en los resultados de los bancos se debe a la mayor contribución de la actividad en el extranjero y a que la subida de tipos se ha reflejado rápidamente sobre el activo pero no sobre el pasivo.

Esto se ha traducido en que la ratio de capital CET1 aumentó "muy moderadamente" durante 2023, hasta situarse en el 13,2%, 17 puntos básicos más que el año anterior. Así, se ensanchó el diferencial con respecto a los bancos de otros grandes países europeos.

En este sentido, el director general de Estabilidad Financiera, Regulación y Resolución, Ángel Estrada, ha explicado que el 'payout' de la banca es plenamente comparable al de sistemas bancarios de otros países europeos.

Estrada ha enfatizado que, aunque la solvencia está muy por encima de los mínimos regulatorios, la recomendación de dedicar beneficios a provisiones "sigue vigente" ante las perspectivas de que aumenten los préstamos dudosos y el entorno de incertidumbre. "Es importante que las entidades construyan capital y provisiones", ha indicado.

De cara a futuro, el Banco de España indica que el final del ciclo de endurecimiento monetario "limitaría las posibilidades de expansión adicional de los ingresos por intereses". En este sentido, según sus últimos datos, la subida de tipos a los préstamos ya habrían terminado.

RECORRIDO AL ALZA DE LOS DEPÓSITOS

Por el contrario, persiste todavía cierto recorrido al alza en el coste de los depósitos bancarios. En primer lugar, puede continuar el trasvase de fondos desde cuentas a la vista hacia depósitos a plazo, que ofrecen una mejor remuneración. Además, a pesar de la moderación esperada de los tipos de interés de referencia en 2024, estos se situarían todavía sensiblemente por encima del tipo medio de los depósitos en España.

Esta situación ha llevado al Banco de España a considerar "necesario" vigilar "con atención" la evolución de los ingresos por intereses netos (margen de intereses) en los próximos trimestres. También considera necesario monitorizar las pérdidas por deterioro.

RIESGOS GEOPOLÍTICOS

Por otra parte, el Banco de España ha destacado que el riesgo geopolítico se mantiene como uno de los principales riesgos para la estabilidad financiera, algo que se ha venido a confirmar de nuevo este fin de semana tras las hostilidades de Irán hacia Israel.

"Los conflictos militares en Ucrania y Oriente Próximo continúan siendo focos de tensión geopolítica elevada y, a pesar de que su escala se mantiene contenida, constituyen una fuente de incertidumbre de difícil cuantificación", se puede leer en el informe semestral de estabilidad financiera que ha publicado este lunes el organismo.

En el informe se recogen sobre todo las tensiones que afectaron hace unas semanas al mar Rojo y su potencial para perturbar negativamente el comercio de energía y de otras materias primas --y de forma más general el tráfico de mercancías-- y para provocar descensos abruptos de los precios de los activos financieros con riesgo.

Aparte de estos dos focos de conflicto bélico, Banco de España también ha puesto el foco en que es necesario seguir vigilando las tensiones entre China y Estados Unidos, así como los procesos electorales que tendrán lugar durante 2024.

Entre los riesgos identificados por el organismo también está una posible inflación más elevada y persistente. No obstante, este riesgo ha descendido en comparación con hace seis meses porque la inflación se ha reducido a un ritmo mayor del anticipado.

"La inflación del sector servicios ha mostrado mayor resistencia a la reducción que la de los bienes industriales no energéticos, de la misma forma que durante la etapa de presiones inflacionarias presentó mayor resistencia al aumento", explica Banco de España.

Por otro lado, el supervisor sitúa como riesgo un posible incremento en la aversión al riesgo de los agentes económicos. En concreto, ahora mismo existe una baja aversión al riesgo a pesar de la incertidumbre geopolítica y de unas expectativas de bajo crecimiento económico.

La persistencia del desalineamiento de la valoración de activos financieros con riesgo y los fundamentales macroeconómicos "eleva la probabilidad de que se produzca un incremento de la aversión al riesgo de los agentes", considera Banco de España.

Como en anteriores informes, se mantiene el riesgo a la baja sobre el crecimiento económico. Según indica la entidad, en el área del euro, la actividad mantuvo un "tono de debilidad" en la segunda mitad de 2023, y se espera una recuperación lenta y gradual a lo largo de 2024, inferior a la prevista el otoño pasado, con un crecimiento que se mantendría en cualquier caso en tasas reducidas en el medio plazo.