Durante los primeros dos años de pandemia, los analistas económicos resaltaron la importancia del ahorro embalsado, un concepto que hace alusión al colchón financiero acumulado en esos meses. España es uno de los países donde más ha crecido el ahorro en este difícil período. No obstante, el pasado año, cuando ya se avistaba un desbloqueo -aunque lento y costoso- al parón de la economía, llegó una indeseada compañera de viaje que atenaza a todos los países y sistemas. La inflación está dañando profusamente la riqueza de las familias y sus efectos, más allá de las cuentas del día a día, también golpea a los depósitos bancarias. La semana pasada, el Banco de España informó de que la riqueza financiera de las familias, que se mide por la diferencia entre los ahorros y las deudas que tienen, disminuyó un 2,1% en el tercer trimestre del año, mientras que los activos de los hogares -dinero en efectivo, acciones, depósitos y valores en renta- se redujeron también un 2% en ese período. Circunstancias que, lógicamente, también tienen su impacto en nuestro entorno más cercano. 

A fines del tercer trimestre, los hogares vascos, según el Boletín Estadístico del Banco de España, acumulaban en depósitos de entidades financieras un total de 97.194 millones de euros, un 1,32% menos que al cierre del trimestre anterior. En la Comunidad Foral de Navarra, por su parte, al acabar septiembre las familias tenían en sus productos financieros un total de 21.314 millones de euros, un 0,25% menos que a la conclusión del trimestre precedente. “Tras un segundo año de inflación alta, resulta evidente que las familias están tirando del fondo de armario acumulado durante los años anteriores y, especialmente, durante la época de pandemia”, explica Carlos Martínez de Butrón, presidente de la Asociación de Asesores Fiscales de Euskadi. Con un IPC que el año pasado fue del 5,4% en Euskadi y aún más alto en el caso de Navarra (6,4%), es evidente que se superarán los niveles de gasto medio por persona que se registraron en 2021. Ese año, con la actividad económica dejando atrás parte de las restricciones, cada ciudadano vasco gastó -siempre de media- un total de 13.982, (la cifra más alta del Estado y un 18,7% más que la media española), por 13.151 en el caso navarro, según el INE. Para Martínez de Butrón, tras el impacto de la pandemia, “la clase media ha intentado de alguna forma recuperar ese tiempo tirando de la hucha de los ahorros”. Pese a que “hay miedo” a la inflación, “todavía no ha habido una recesión en el consumo”, apunta. 

Problemas para ahorrar

Sin embargo, las dificultades para hacer frente al gasto cotidiano son evidentes, sin olvidar los problemas para generar ahorro. Un reciente informe de la compañía de seguros Línea Directa indica que seis de cada diez españoles tiene más dificultades que hace un año para llegar a fin de mes a pesar de reducir los gastos familiares en los ámbitos energético, financiero y de alimentación y ocio. Según este estudio, realizado a partir de encuestas, casi el 80% de los españoles afirma tener que recurrir a sus ahorros en algún momento para llegar a fin de mes y dos de cada diez optan por el pago a crédito para lograrlo. La reducción del consumo energético y la sustitución del vehículo privado por el transporte público son dos de los mecanismos que más permeables se están haciendo entre buena parte de la sociedad para hacre frente a las subidas de precios, cuyo impacto más apreciable se ve en la cesta de la compra: el IPC de los alimentos ha crecido un 15,7% en el último año. El estudio proclama que navarros (70%), andaluces (68%) y riojanos (65%) son quienes afirman tener más dificultades para llegar a fin de mes, mientras que por el contrario los habitantes de Castilla y León (51%), Comunitat Valenciana (53%) y Euskadi (54%) presentan menos dificultades, en comparación con la media. 

“Tradicionalmente, las familias vascas han sido ahorradoras. Pero también es cierto que se puede ser ahorrador cuando hay dinero para guardar. Pero la idiosincrasia de hace décadas también va cambiando con las nuevas generaciones y los nuevos hábitos de consumo”, explica Martínez de Butrón, para quien los cierres de sucursales y el “corte de las comunicaciones directas” de las entidades financieras con los ciudadanos están perjudicando también a las costumbres ahorradoras de la sociedad. Los créditos al consumo, una de las variables que más suelen preocupar a los economistas porque denotan la fragilidad de las cuentas familiares, no están en niveles preocupantes en nuestro entorno, indica el presidente de la Asociación de Asesores Fiscales, aunque son una tendencia que “poco a poco” va aumentando, como “otro de los efectos de la globalización”. 

EN DATOS


Activos. La riqueza financiera de las familias españolas se redujo un 2,12% en el tercer trimestre de 2022, hasta los 1,86 billones de euros, lo que supone un retroceso de más del 1% en tasa interanual, según el Banco de España.




Ahorros. Según el Banco de España, a finales de septiembre los ciudadanos vascos tenían en depósitos bancarios un total de 97.124 millones de euros, mientras que los residentes navarros acumulaban 21.314 millones.




Solvencia. La OCU elabora un Índice de Solvencia Familiar que cifra la capacidad para afrontar los gastos del hogar. Con una media estatal el pasado año del 47,9, en Navarra se sitúa en 53,4 y en Euskadi en el 48,3.




Gasto medio. La Encuesta de Presupuestos Familiares del INE de 2021 recoge que, en ese año, las comunidades con mayor gasto medio por persona fueron Euskadi (13.982 euros), Madrid (13.541) y Navarra (13.151).