“Necesitamos certezas en cuanto a cómo vamos a gestionar nuestra fábrica y necesitamos un convenio que nos acompañe”, decía el martes el director de la planta de Mercedes-Benz en Vitoria, Emilio Titos, con motivo de la firma del Memorándum de Entendimiento con el Gobierno Vasco y la Diputación alavesa. Año y medio acumula la negociación del convenio de la factoría alavesa y, lejos de avanzar hacia el acuerdo, el proceso ha entrado en una fase de conflicto que, de momento, se materializa en dos calendarios de movilizaciones de CCOO y UGT –que ostentan el 35% de la representación–, por un lado, y ELA, LAB y ESK –que representan el 45%–, por otro. 

Estos tres últimos sindicatos informaron de que, además de los cinco días de huelga la última semana de julio que se aprobaron en las asambleas abiertas del miércoles, convocarán también otra jornada de paro el próximo miércoles 22. De esta manera, coincidirán con el primero de los dos días de huelga que también fijaron el miércoles UGT y CCOO, el miércoles 22 y el miércoles 29 de junio. Estos dos últimos sindicatos ya avanzaron a finales de mayo su intención de convocar cinco días de huelga alternos entre junio y julio si no había avances en la mesa de negociación.

Lo cierto es que el proceso negociador venía ya encallado, pero el anuncio por parte de la multinacional alemana de sus planes para invertir en la planta de Vitoria 1.200 millones de euros para su adaptación y ampliación para la fabricación de nuevos modelos eléctricos introdujo un nuevo factor en la mesa del convenio, en la medida en que dichos planes exigen una mayor flexibilidad laboral por parte de la plantilla.

Sin entendimiento sindical

Un escenario complejo y tensionado al que ahora se suman estos dos calendarios de movilizaciones que, por otra parte, constatan también la división existente en el propio comité de empresa.

ELA, LAB y ESK han decidido llamar a la huelga la última semana de junio –del 27 al 1 de julio–, con el fin de reivindicar unos “mínimos” para el futuro convenio, que serían no perder poder adquisitivo, no ampliar la flexibilidad (no a la sexta noche), contrato de relevo mejorado, no a un Modelo V “discriminatorio” con las nuevas incorporaciones, cerrar y concretar la movilidad en el propio acuerdo de convenio y regular y acordar las condiciones de las alrededor de 500 personas que trabajan fines de semana y festivos. Asimismo, convocan otra jornada de huelga para el miércoles 22, coincidiendo con la huelga convocada por UGT y CCOO, una jornada que se centraría exclusivamente “en uno de los seis puntos, el que se entiende como más lesivo y que mayor rechazo provoca entre la plantilla de producción”, que es el de ampliar la flexibilidad (sexta noche). 

En este sentido, plantearon que, como primer paso para que una mayoría del comité se comprometa con los seis puntos o mínimos, también han trasladado a UGT y CCOO que, si pueden compartir el compromiso con “no a ampliar la flexibilidad, no a la sexta noche”, el miércoles 22 podrían aunar ambas convocatorias.

Al respecto, fuentes de CCOO citadas por Europa Press explicaron que realizaron un planteamiento a todo el comité para empezar este pasado miércoles las movilizaciones, “sin protagonismos de ningún sindicato”, y “se negaron”. Así, la intención de CCOO es mantener su hoja de ruta que incluye una huelga para el día 22, a la que espera “que se sumen”. “Si se suman, iremos todos a la huelga con la plantilla y con el objetivo, espero que común, que la dirección avance en las negociaciones y se pueda llegar a un acuerdo bueno para la plantilla”, añadieron estas fuentes.

Y si la situación y el futuro de la planta de Mercedes-Benz ha estado a lo largo de estos últimos días en los discursos empresariales e institucionales, se extendió también a los máximos representantes de ELA y LAB. El pasado martes, cuando Gobierno Vasco, Diputación alavesa y Mercedes-Benz firmaron el Memorándum de Entendimiento, representantes del comité criticaron lo que consideraron un gesto de “presión” hacia la plantilla. El secretario general de UGT-Euskadi, Raúl Arza, también se sumó en Twitter en la misma línea: “Mercedes también necesita un memorando de entendimiento con sus trabajadores y trabajadoras . Por un convenio justo que mejore las condiciones salariales y garantice el futuro ya”.

Críticas de Lakuntza y Aranburu

En el marco del Congreso de ELA-Industria eta Eraikuntza celebrado en el Palacio Europa, el secretario general de ELA, Mitxel Lakuntza, elevó el tono: “¿Qué ha pasado en Mercedes? Que el gobierno de Urkullu ha decidido ceder de nuevo al chantaje de una multinacional”, dijo. “Las inversiones privadas que una empresa debe afrontar para continuar con su actividad se van a pagar con dinero público y, además, empeorando las condiciones laborales. Y después nos piden a los sindicatos que actuemos con responsabilidad. Pero ELA no aceptará chantajes. Vamos defender el empleo y las condiciones de trabajo, ¡cueste lo que cueste!”, zanjó.

Por su parte, la secretaria general de LAB, Garbiñe Aranburu, aseguró en Radio Euskadi que la flexibilidad que demanda Mercedes “es igual a precariedad y eso requiere una movilización importante”. A su juicio, la empresa está haciendo “un chantaje con las inversiones”, “ligándolo” en el proceso de negociación del convenio de la empresa y hay “una clara voluntad de flexibilizar al extremo las relaciones laborales” en una planta que “ya utiliza mucha de esa flexibilidad”.

“Esa línea más pactista que han llevado CCOO y UGT lleva a pensar que, más allá de hacer algunas movilizaciones puntuales, pueden tener una voluntad más negociadora” que, si no cambia la posición de la empresa, para LAB “no cabe en estos momentos”, concluyó Aranburu.