- La reducción del número de oficinas bancarias en España, un fenómeno por otro lado común a distintos países europeos, no es exclusivo de las áreas más despobladas, donde ya es un grave problema de “exclusión financiera” para muchos ciudadanos, sino algo generalizado y que afecta en mayor medida al arco mediterráneo y Madrid.

Los datos del Banco de España revelan que en los últimos diez años han cerrado en España prácticamente 21.000 oficinas -de las 40.103 que había en diciembre de 2011 a las 19.104 de final de 2021-, el 60% en Cataluña, Madrid, Andalucía y la Comunidad Valenciana, lo que supone una reducción del 52,3% que en mayor o menor medida ha afectado a todas las comunidades y a todas las provincias.

En concreto, en Cataluña han dejado de funcionar en la última década 4.398 sucursales (más de una de cada cinco), de ellas 3.213 en la provincia de Barcelona; en Madrid, 2.946; en Andalucía, 2.848; y en la Comunidad Valenciana, 2.569.

Este fenómeno, multiplicado con las fusiones de los últimos años, se inició en la última década del siglo pasado en provincias poco pobladas del interior peninsular, como Palencia, Ciudad Real, Soria, Ourense, Lleida, Cuenca y Huesca, con clausuras del 5 al 10% de las sucursales, mientras todavía crecía el número de oficinas en lugares como Madrid (45,5%), Badajoz (36,7%) o Almería (36,2%).

En la primera década de este siglo se intensificaron los cierres en las mismas provincias y se extendieron a toda Cataluña, toda Galicia y casi toda Castilla y León, entre otros territorios, aunque en el conjunto del país aún se abrieron un 2,8% más de oficinas y el pico máximo se registró en septiembre de 2008, con 46.118.

De forma paralela a la reducción de oficinas bancarias se ha producido también la de cajeros, como se puso de manifiesto la semana pasada el debate y aprobación en el Senado de la toma en consideración de una proposición de ley que pretende revertir el cierre “constante y persistente” de establecimientos de entidades de crédito. Según quedó de manifiesto en ese debate, el número de cajeros automáticos disminuyó en toda España entre 2008 y 2017 en un 17,6 % -de 61.714 a 50.839-, en una tendencia “fuertemente territorializada y que se mantiene constante en zonas rurales o de poca renta per cápita”.

El último informe del Banco de España sobre Infraestructura del efectivo y vulnerabilidad en el acceso al efectivo apuntaba que, al final de 2020, el número de oficinas bancarias y de cajeros automáticos de todo tipo en España se situaba en 22.299 y en 49.481, respectivamente, lo que suponía 1,5 puntos de acceso al efectivo por cada 1.000 habitantes del territorio español.

Cuenca era la provincia con mayor número de puntos tradicionales de acceso al efectivo por cada 1.000 habitantes (2,4) y Cádiz la que tenía menos, solo 1,1 por cada 1.000 habitantes, aunque distribuidos geográficamente de forma relativamente más homogénea. Aunque esta situación afecta en mayor medida a las provincias más despobladas, también muy cerca de las grandes ciudades ocurre: en Madrid hay 64 municipios con 54.978 habitantes sin acceso a efectivo y en Barcelona 99 localidades con 63.530 personas.

Únicamente en las provincias de Cádiz y Santa Cruz de Tenerife todas las ciudades y pueblos tienen al menos una sucursal bancaria o un cajero automático.

En ese informe, el Banco de España situaba en aproximadamente 1.300.000 personas -cifra que mantiene en otro análisis hecho público este mes- las que se encuentran en una situación que puede considerarse “vulnerable” en este sentido y concluía que “la infraestructura tradicional de acceso al efectivo en España es amplia y tiene una cobertura generalizada, si bien su distribución geográfica es heterogénea a nivel regional”.

Añadía que “es previsible que la reducción del número de oficinas y de cajeros automáticos continúe en los próximos años, ante el incremento de la digitalización y la búsqueda de una mayor eficiencia por parte de las entidades de crédito”.

Asimismo, sugería que “el impulso de soluciones alternativas a los canales tradicionales puede ser un importante complemento que permita garantizar el acceso al efectivo al conjunto de la población, aunque, por sus limitaciones actuales, no puedan sustituir completamente el abanico de servicios que prestan dichos canales”.

lll Menos crecimiento. La Comisión Europea (CE) presentará hoy sus nuevas previsiones macroeconómicas para la Unión Europea y cada país miembro, que por primera vez tendrán en cuenta el impacto de la invasión rusa de Ucrania y serán la base para decidir si es necesario mantener congeladas un año más las normas fiscales. Sus últimas proyecciones, publicadas días antes del inicio del conflicto el 24 de febrero, preveían un crecimiento económico del 4% tanto en la UE como la eurozona para este año, pero el Ejecutivo comunitario ya ha advertido de que la guerra frenará el avance del PIB aunque no debería hacer descarrilar la recuperación pospandemia.

19.104

El sector bancario vasco ha pasado de tener 40.103 oficinas bancarias en diciembre de 2011 a las algo más de 19.100 de finales de 2021. El 60% de las sucursales cerradas estaba ubicada en el arco mediterráneo y Madrid.

Ránking de cierre de sucursales

% reducción de oficinas

49.481

La red de cajeros ronda los 49.500 dispositivos, según datos de cierre de 2020. De esta forma existen 1,5 puntos de acceso de efectivo por cada 1.000 habitantes en el conjunto del Estado. Las operaciones en metálico se han reducido con los canales digitales. De este modo, también se ha producido una reduccion de entorno al 20% en el número de dispensadores de dinero. Es una tendencia que, según el Banco de España, se nota sobre todo en las zonas rurales o de baja renta per cápita.