- La transición energética marcó ayer la mesa redonda organizada por Cebek entre la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, y el director general de los Negocios del grupo Iberdrola, Armando Martínez. “Necesitamos repensar la transición energética”, señaló Imaz en su intervención. Y es que, a su juicio, “se está haciendo mal” y tiene el riesgo de “impactar negativamente en la industria, en los costes energéticos y en los consumidores”.

La mesa redonda llevaba por título Tras dos años de pandemia y una guerra en Europa: cómo afrontamos las empresas las nuevas dificultades y retos presentes y futuros. Y precisamente de la guerra de Ucrania habló Imaz, quien negó que “sea el causante de todos los males en la crisis energética”. “No es verdad. En noviembre, el petróleo estaba a 81 dólares el barril y no había guerra. Y en diciembre el precio del gas estaba más alto y no había guerra”, subrayó. “La inversión va bajando, la demanda sigue subiendo, la producción va bajando... Tampoco hace falta ser doctor en Economía en Harvard para saber que los precios van subiendo”, concluyó.

En su intervención, Tapia subrayó que la “meta es la descarbonización”, el problema es que “no se ha definido el camino” y hay que buscar ese camino “adecuado”. Además, defendió una descarbonización sin “demonizar ninguna de las tecnologías” y señaló que Euskadi no tiene recursos porque “no se quieren explotar”, como es el caso del gas.

“Nos hemos permitido el lujo de decir que no lo vamos a investigar y no lo vamos a explotar, pero no nos importa lo más mínimo que llegue en un buque de GNL al Puerto de Bilbao un gas proveniente de Estados Unidos que se ha extraído con fracking. Eso no nos importa porque es en EE.UU., parece que el CO2 se ha quedado allí”, criticó.

Por su parte, Martínez defendió que el negocio de la transformación renovable es “sustentable” y subrayó el futuro de lo eléctrico. “Hay que ser claros, hay que apostar por lo verde”, apuntó. Además, explicó que no cree que el planteamiento de topar el precio del gas vaya a “atacar” el problema de los precios de la energía, que en el Estado español se debe a una “tarifa mal diseñada”.