on esperanza, pero también con inquietud. Así vive el colectivo de los trabajadores autónomos el momento actual, dominado por una recuperación que, sin embargo, se ve amenazada por la elevada inflación y los efectos de la invasión rusa y la guerra en Ucrania. La pandemia castigó al autónomo con dureza, como al resto del mercado laboral, pero el paulatino restablecimiento del ritmo económico no está alcanzando la misma velocidad para todos. Las cifras globales con respecto a la afiliación mejoran, pero con amplias diferencias por sectores y con unos ingresos que, como en el caso del asalariado por cuenta ajena, no están regresando a la época precovid ni tampoco están logrando compensar los altos niveles de precios.

En marzo del año 2020, cuando se decretó el estado de alarma, había a nivel del Estado un total de 3.225.742 trabajadores por cuenta propia, según los datos que contabiliza la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos. Dos años después, el número es de 3.315.545. Una mejora que responde al gran crecimiento en ramas como la construcción y la sanitaria-asistencial, pero que se ve matizada por la persistente caída en el comercio y la hostelería. Dos sectores que, como dice José Andrés Martín, presidente de ABAT, la asociación de autónomos de Euskadi, “son casi todos los que ves por la calle. Ha sido muy duro ver como mucha gente con experiencia ha tenido que bajar la persiana de su negocio porque no le daba para vivir. El crecimiento de las cifras no puede ocultar el sustrato en el que se mueve el autónomo”, un terreno en el que, destaca, continúan problemas como la figura del falso autónomo y, en especial, la falta de relevo generacional.

Martín agradece el apoyo de las distintas administraciones públicas al autónomo y ve positivo el empuje al emprendimiento, pero confiesa su “preocupación” por que no se actúe con mayor determinación para garantizar un reemplazo “a los negocios que ya están establecidos y que funcionan”. Una zozobra que comparte Juan Carlos Equiza, presidente de la delegación de ATA en Navarra. “Este problema es especialmente grave en las zonas rurales, donde evitar estos cierres podría ayudar a combatir la despoblación”, indica.

La radiografía del trabajador autónomo ofrece una imagen muy similar tanto en Euskadi como en Navarra. Según los datos del Ministerio de Trabajo, más de dos tercios de ellos desempeñan su labor en el sector servicios, casi la mitad tienen entre 40 y 54 años y más del 75%, en ambos territorios, cotizan por la base mínima y una cuota mensual cercana a los 300 euros.

Establecer un sistema que promueva una cotización a la Seguridad Social en función de los ingresos es uno de los objetivos largamente perseguidos por el colectivo, que está negociando desde hace meses una reforma del sistema con el ministro José Luis Escrivá. “Hay que buscar una cotización con tramos más bajos. En muchas ocasiones es difícil compensar la inversión inicial de un negocio”, dice el presidente de ABAT Euskadi.

En este sentido, Juan Carlos Equiza, de ATA Navarra, defiende la extensión de la tarifa plana desde los 12 hasta los primeros 24 meses de la actividad creada y espera los efectos de la Ley de Segunda Oportunidad, que en teoría debe permitir al autónomo o pequeño empresario liberarse de parte o del total de sus deudas tras un fracaso económico. Otra de las reformas en las que confía el colectivo es la que entró en vigor en 2019 y que alude a la prestación por cese de actividad, conocida de forma coloquial como el paro del autónomo. Sin embargo, abunda el escepticismo, dada la complejidad, el “excesivo entrecomillado”, indica Equiza, y los criterios de evaluación a los que debe someterse esa suspensión para tener derecho a recibir una prestación. “Nadie abandona por gusto un negocio, pero el 70% que lo hace no recibe ninguna ayuda”, concluye José Andrés Martín.

Afiliados

En Euskadi, a fin de 2021, había 169.890 afiliados por cuenta propia en la Seguridad Social. En marzo de 2020, cuando comenzó la pandemia, había 169.137. De ellos, 79.186 son propiamente autónomos; no están integrados en sociedades mercantiles.

Sectores

El 76,4% del total trabaja en el sector servicios. A continuación, construcción (14,8%), agricultura (5%) e industria (3,8%). El 81% no cuenta con asalariados, mientras que, por sexo, el 63% son hombres y el 37% mujeres.

Perfil

El perfil mayoritario del trabajador autónomo en Euskadi es de un varón, de entre 40 y 54 años, perteneciente al sector servicios, sin asalariados a su cargo, que lleva más de cinco años en su negocio y que cotiza en la Seguridad Social por la base mínima.

Extranjeros

El 89,7% de Euskadi tiene la nacionalidad española y el resto (10,3%) son extranjeros.