De mirar a las estrellas a vernos desde ellas con tanta perspectiva como detalle. De hecho, con una resolución tal que, desde ahí arriba, podemos apreciar mejor que desde ningún otro sitio cómo avanza un vertido o un incendio. Y todo gracias a la nueva generación de cámaras para satélites de observación de la Tierra desarrolladas por Satlantis, una innovación tan disruptiva que ha puesto a esta pyme vizcaína en el punto de mira de todo el sector aeroespacial por aunar en sus equipos ópticos resolución y ligereza. Su propuesta de valor, surgida en un pequeño local de Algorta en 2014, logró el apoyo de la Unión Europea en el anterior programa marco de apoyo a la investigación y hoy es una de las que integran el Banco de Casos Prácticos de la Agencia Vasca de la Innovación-Innobasque
Hasta ahora el elevado coste que implica lanzar un satélite hacía que la obtención de imágenes desde el espacio sólo fuera posible para unas pocas grandes empresas. Sólo ellas podían, por ejemplo, controlar el estado de los mares, las masas forestales o la propia atmosfera De modo que para dar cabida a nuevos agentes que, a partir de sus propias imágenes pudieran obtener la información necesaria para desarrollar soluciones innovadoras para los problemas ambientales, había que abaratar las misiones espaciales. Un objetivo al que Satlantis contribuye aligerando el peso de los equipos ópticos y fotográficos. Cámaras que gracias a ellos pasan de pesar más de cien kilos a quince ofreciendo encima imágenes de mayor calidad y permitiendo cambiar los satélites por microsatélites de menos de cincuenta kilos. O dicho de otro modo; ahorrando el cambio hasta el 80% porque cada kilo de menos rebaja el presupuesto en 30.000 euros.
La firma, fundada por el astrofísico Rafael Guzmán a partir de su propio trabajo de investigación en la Universidad de Florida, ha logrado desarrollar estas cámaras aunando innovaciones realizadas en paralelo en distintos ámbitos. Así, al uso de técnicas de miniaturización hay que sumarle la implantación de la inteligencia artificial al procesamiento digital de las imágenes y, finalmente, la revisión de sus propios procesos para estandarizarlos y, con ello, reducir costes y plazos.
¿El resultado? La gama iSIM (Integrated Standard Images for Microsatellites), cuyo modelo estrella, el iSIM-170, ha sido la primera cámara para microsatélites en recoger imágenes con una precisión por debajo del metro (imágenes submétricas). Concretamente, desde 500 kilómetros de distancia es capaz de proporcionar 80 centímetros de resolución espacial, lo que significa que su capacidad para resolver objetos proyectados sobre la superficie de la tierra es de 80 centímetros. Lo logró en mayo de 2020 en la demostración realizada en la Estación Espacial Internacional con la colaboración de una start-up japonesa y la agencia espacial nipona.
Su siguiente hito llegará este mismo mes con la puesta en órbita desde el Kennedy Space Center (Florida) de otro satélite equipado con su tecnología que también tendrá como destino la Estación Espacial Internacional, esta vez de la mano del Departamento de Defensa de los Estados Unidos y la Nasa, y para el año que estamos a punto de empezar esperan la materialización de uno de los más ilusionantes; la misión que permitirá observar Euskadi desde 550 kilómetros de distancia con la colaboración con Spacex y la NanoAvionics.