- La eliminación gradual de la tecnología de los motores de combustión interna para el año 2035 supondría que alrededor de unos 501.000 empleos de proveedores de automoción que fabrican componentes de estos sistemas que se queden obsoletos, según un estudio de la Asociación Europea de Proveedores de Automoción (Clepa). Por ello, los productores piden que se prioricen los coches híbridos frente a los eléctricos para permitir al sector adaptarse.
El informe, encargado a PwC, pronostica que, de ese medio millón de empleos, el 70% (359.000 personas) probablemente se perderá en el período de 2030 a 2035, lo cual destaca el limitado plazo existente para gestionar las repercusiones sociales y económicas. En este sentido, corrobora que las oportunidades del vehículo eléctrico dependen del establecimiento de una amplia cadena de suministro de baterías en la UE, cuyo momento y probabilidad aún son inciertos.
Los países de Europa Occidental parecen estar mejor situados para ser bastiones en la producción de sistemas de propulsión de vehículos eléctricos, mientras que el empleo en los países de Europa Central y Oriental seguirá dependiendo en gran medida del motor de combustión interna. En España, el sector de componentes da empleo a 225.000 personas de forma directa, de las cuales 72.000 están relacionados con el sistema de propulsión de motor de combustión.
Este estudio constata que hasta 70.000 millones de euros (70%) de la creación de valor relacionada con los sistemas de propulsión eléctricos estarán vinculados a las baterías. Los 226.000 nuevos puestos de trabajo previstos en la producción de sistemas de propulsión de eléctricos, asumiendo una cadena de baterías de la UE, suponen una pérdida de 275.000 puestos de trabajo (-43% empleos) proyectados hasta 2040.
Así, al complementar la electrificación, se concluye que un enfoque de tecnología mixta que permita el uso de combustibles renovables podría conseguir una reducción del 50% de CO2 para 2030, a la vez que mantiene los empleos y crear valor.