Cuando acompañar cobra todo su sentido.
Sin duda, la historia de "Gallo" es excepcional. De esas que no terminas de creer. ¿Se puede surfear estando ciego? Si se lo preguntas a él, su potente risa se oiría lo primero y luego un: "¿y por qué no?" Y es que estamos hablando de una persona que, más que campeón del mundo de surf, es el campeón mundial en determinación, alegría y, sobre todo, 'cabezonería'. "Gallo" es una energía arrolladora que no conoce límites, ni obstáculos. Algo que le ha llevado a seguir viviendo y disfrutando de su mayor pasión: el surf.
Y aquí, es donde entra el otro componente de este tándem perfecto: sus ojos, o sea, Mario. Mario fue durante muchos años, cuando él aún veía algo, uno de sus alumnos aventajados (el otro, la figura del surf, Aritz Aramburu). Más tarde, pasó a ser su acompañante. Con él, ganó el mundial de 2016 de surf adaptado. Y desde entonces su relación va más allá de surfear juntos.
"Para acompañar a alguien hace falta mucha empatía"- Gallo
En el agua, cualquier decisión se toma en décimas de segundo. Y en determinadas circunstancias, un pequeño error puede llevarte a situaciones muy comprometidas. Para "Gallo" es esencial tener un acompañante que sepa ponerse en su lugar. Y Mario tiene todo eso que le hace único: empatía, sensibilidad, cercanía, complicidad... En sus propias palabras "un buen acompañante como Mario es esa persona que necesitas para alcanzar todo aquello que, si no la tuvieras junto a ti, nunca podrías llegar a hacer".
Mario tampoco se queda corto en adjetivos. Para él, acompañar a "Gallo" es toda una enseñanza vital. En el agua, y también, fuera de ella. Piensa que su papel está en saber adaptarse a lo que "Gallo" necesita. Se ve como un amigo, pero también como el medio para que "Gallo" consiga alcanzar sus propósitos.
"Cada ola que él surfea la vivo como si la hubiera cogido yo mismo"- Mario
Aunque muchas veces, según sus propias palabras, se le olvida que "Gallo" es una persona que no ve, para Mario, acompañar a "Gallo" es algo tremendamente gratificante. Porque la paradoja de esta increíble relación es que Mario nunca ha dejado de sentirse su alumno. Y ahora, que le acompaña, aprende de él cada día a "no tirar la toalla a la primera, a ser perseverante en todo y a no rendirme nunca".
Sin duda, si una relación de acompañamiento cobra todo su valor, es esta. Una compañía en la que los dos crecen en lo deportivo y en lo vital. Por eso, como dice "Gallo": "hay que saber valorar que haya alguien que te acompañe en cada momento de tu vida; porque eso, tiene un valor increíble". Palabra de "Gallo".