“Las empresas suelen morir por enfermedad degenerativa, como un cáncer, pero esto es un infarto, esto no dura, las empresas se van al hoyo”. Nada menos que José Antonio Jainaga, el presidente de Sidenor, empresa que hace apenas un par de semanas anunciaba un parón de 20 días en su producción por el “desorbitado” precio de la tarifa eléctrica, fue quien ayer se pronunció en estos términos respecto a la espiral alcista que atraviesan los precios de la electricidad en una jornada organizada en Bilbao por Norbolsa en la que compartía charla con la consejera delegada de Iberdrola España, Ángeles Santamaría. Ambos discreparon sobre este encarecimiento, que para la eléctrica ha afectado a menos de un 10% de sus clientes y para la siderúrgica llevará al cierre de industrias en seis meses.
Y Jainaga -también presidente de la Asociación de Grandes Consumidores de Energía- no ahorró contundencia en sus mensajes. “Los que compren su energía en el mercado mayorista estarán pagando este trimestre y el que viene más de 200 euros por megawatio. Para algunos la cosa no aguanta seis meses”.
La tesis defendida por Iberdrola es que casi el 90% de la energía que vende está a precio fijo, contratado antes de la crisis actual, de manera que la inmensa mayoría de sus siete millones de clientes “siguen pensando lo mismo que antes de la crisis, tienen precios estables y no se han visto afectados por las subidas en el mercado mayorista”, según Santamaría. “Nuestros clientes que cargaban el coche eléctrico hace seis meses lo seguirán cargando no afectados por estas subidas”, insistió.
¿Quién se ha visto afectado por el alza? Según Santamaría, dos sectores: el primero, los consumidores domésticos que tienen la tarifa regulada del Gobierno, de menos de 10 kilowatios, cuyos precios están vinculados al mercado mayorista y por tanto se les transmite la volatilidad. “Desde mi punto de vista no es un diseño adecuado. Yo iría a una tarifa regulada a precios estables. ¿quién más que un consumidor doméstico va a querer saber lo que paga de hipoteca o de luz?”, dijo Santamaría.
El segundo sector afectado son las empresas que han decidido tener sus compras de energía directamente vinculadas al mercado mayorista, “por una decisión empresarial en la que no entro”. Grandes empresas como papeleras o hipermercados no han seguido esa política y han apostado por el precio fijo, subrayó. La directiva de Iberdrola concluyó insistiendo en que el alza se debe a la crisis por el recorte del suministro de gas, que aunque “se ve que puede mantenerse hasta el primer trimestre del próximo año, es una crisis coyuntural que no nos debe desviar de los objetivos de transición energética”.
“La visión de las eléctricas es que es un problema coyuntural, pero hay que ver si al final de la coyuntura algunos seguimos vivos”, replicó con contudencia Jainaga.
Según especificó, las actuales tarifas se han disparado por encima de los 200 MWh -cuando el precio medio de los últimos años ha sido de 46,4 euros por MWh-, una situación que en su opinión se prolongará hasta bien entrado 2022. Según sus cifras, en la industria gran consumidora de energía “de media, el 90% de la energía que vamos a comprar el año que viene lo haremos al precio del mercado mayorista y solo el 10% a un precio fijo”. “Si vosotros habéis vendido todo a fijo (como sostiene Iberdrola) y nosotros compramos todo a plazo (mayorista), hay algo que no se entiende muy bien”, subrayó Jainaga. Así, “los que compren su energía en el mercado mayorista estarán pagando este trimestre y el que viene más de 200 euros por megawatio. Para algunos la cosa no aguanta seis meses”.
Además, Jainaga explicó que muchas industrias recibieron cartas de eléctricas rompiendo los contratos previos a precio fijo. El presidente de Sidenor admitió que las eléctricas se han visto “atacadas en una parte importante de las cuentas y os habéis rebelado con razón. La corrección que ha introducido el Gobierno hace dos días creo que subsana esa situación”. Pero con ello el debate, precisó, “se ha centrado en la seguridad jurídica de las eléctricas y eso ha enmascarado el verdadero problema: los 200 y pico euros por megawatio que están ahí para el que los tienen que pagar”.
Las empresas, concluyó, “estamos sufriendo un infarto, esto no dura. Pido a las instancias políticas que intervengan en el asunto porque no se dónde vamos”.