- El apoyo de la mayoría de los accionistas del IMQ a la propuesta de SegurCaixa Adeslas (SCA) ha trasladado la pugna interna a otro frente. El Montepío del Igualatorio tiene capacidad de veto de la operación y el consejo de administración reconoció durante la junta del pasado miércoles que la venta de acciones a SCA no podrá materializarse sin un acuerdo previo con el fondo de pensiones. Todas las miradas se concentran ahora en ese ámbito, que es, cuando menos, complejo.

Tras meses de tira y afloja, el clima no es el más propicio para el entendimiento y en una semanas podrá constatarse con más nitidez las posturas de cara a la negociación. Será en concreto el sábado 24 de julio en la asamblea general del Montepío.

La dirección del IMQ ha reclamado en varias ocasiones la convocatoria de ese foro para sustituir al actual presidente, José María Castaños, y poner al frente a Beatriz Astigarraga, que preside el Igualatorio.

El presidente de IMQ ha ocupado históricamente la presidencia del Montepío, pero siempre tras recibir el apoyo de la asamblea, y no está tan claro que Astigarraga pueda conseguirlo por el perfil de los asociados.

El mensaje que se trasladó en la junta de la Sociedad de Médicos apunta en todo caso a que el consejo no buscará un choque de trenes en el Montepío. El asesor de la presidenta y consejero de Igualmequisa, Juan Chacón, afirmó el pasado miércoles que es necesario buscar la “concordia” y el “acuerdo” con el fondo de pensiones para levantar el escudo que ahora mismo impide la entrada de un socio externo. Abrir esa negociación es una prioridad para el consejo en estos momentos.

Su hoja de ruta tiene como meta el inicio del proceso de compra de acciones por parte de Adeslas en un plazo aproximado de seis meses. Antes tiene que cerrar definitivamente el acuerdo con la aseguradora de Caixabank y Mutua Madrileña, convencer al Montepío de que renuncie a su veto, resolver los litigios judiciales, modificar los estatutos y convocar otra junta de accionistas de la Sociedad de Médicos para dar el visto bueno a la operación.

Se da la circunstancia de que el consejo sitúa en su cronograma la resolución de la situación en el Montepío y de los litigios derivados antes que la negociación de los contratos con SCA, que a su vez vincula toda la operación a la paz social en el Igualatorio. Sin embargo, el fondo de pensiones sostiene que no allanará el camino a la aseguradora hasta que conozca su propuesta definitiva.

De modo que el consejo de la Sociedad de médicos está obligado a realizar un auténtico ejercicio de equilibrio. Convencer a Adeslas de que puede alcanzar un acuerdo con el Montepío para que no vete la compra de acciones y avanzar en la negociación del convenio. Y al mismo tiempo lograr que Adeslas presente una oferta que seduzca al Montepío y garantizar un nivel de aportaciones “suficiente” al plan de pensiones de la que son partícipes algunos médicos y trabajadores del Igualatorio. El éxito de ese movimiento a dos bandas dependerá en gran medida de la mano izquierda de la presidencia de IMQ. En una negociación en la que una de las partes tiene ventaja, como parece tener en este caso el Montepío, la otra parte tiene que hacer un esfuerzo extra, casi un cortejo, para acercar posturas. Más si cabe cuando los puentes están rotos entre las direcciones del Igualatorio y los del Montepío y los ecos del cruce de acusaciones todavía resuenan en los foros de accionistas.

El Montepío se ha reforzado con su reciente victoria en una vista judicial en la que el juez, además de considerar legal el blindaje antiOPA, cuestionó la posición del consejo en el conflicto. Aunque está pendiente otro juicio en torno a esta cuestión, la primera sentencia ha armado de argumentos a la EPSV que dirige Txema Castaños y, al parecer, ha centrado la estrategia de la dirección del Igualatorio en llegar a un acuerdo.

En la negociación, el Montepío exigirá que tanto el IMQ como Adeslas “garanticen” que las aportaciones al plan de pensiones se mantendrán en el futuro y que se pondrá “en marcha un plan nuevo de aportaciones que permita la incorporación de nuevos colectivos de médicos y de trabajadores del IMQ”.

678

asociados forman parte del Montepío del Igualatorio, según la memoria de 2019. De ellos, 290 son pasivos, están cobrando ya su pensión. El resto, 388, sigue realizando aportaciones y su edad media es de 55 años y están interesados por tanto en que se mantengan el esquema actual muchos años. La fuerza de los trabajadores. El consejo puso el foco el miércoles durante la junta de la Sociedad de Médicos en que, de los 1.146 accionistas de IMQ, solo 528 están en el Montepío. El resto de partícipes del fondo de pensiones son trabajadores, unos 150, que no podrán ingresar los 255.000 euros que ofrece Adeslas por paquete de acciones y además temen que la operación rebaje sus condiciones laborales.