Vicrila daba sus primeros pasos en una nueva trayectoria tras la liquidación del anterior proyecto cuando se encontró con el muro del coronavirus. En su caso, acertó con el diagnóstico. “Vimos esta situación como un paréntesis. No tenía lógica continuar con las inversiones previstas para aumentar la capacidad de producción, porque el mercado se iba a parar, pero decidimos mantener la línea que llevábamos, que nos estaba dando resultados, y cuando esto empiece a tomar un color más alegre, a ver si antes del verano, nos plantearemos las acciones que hemos aparcado”, asegura el director del fabricante de copas y vasos, Fernando Bermejillo. Mientras, ha sido necesario mantener la actividad en la fábrica, un auténtico ejercicio de equilibrio por la estructura comercial de la compañía.

El 60% de la actividad de Vicrila está orientada al segmento Horeca -hoteles, restaurantes y cafeterías-, que a día de hoy sigue siendo el más afectado por la pandemia. La compañía de Leioa se vio obligada a sacar chispas al 40% restante, básicamente envasadores de alimentos y las compañías que utilizan el vídrio con una herramienta de márketing personalizada. El primer examen se ha superado con nota con algunos grandes clientes: “No podía imaginar que se pudiera comer tanta Nocilla, porque es una barbaridad los millones de vasos que hemos vendido y eso nos permitió mantener una actividad elevada”, subraya Bermejillo.

Había una gran preocupación en la compañía porque tras salir del proceso de liquidación y encarar un nuevo rumbo, el proyecto se enfrentaba a un vendaval con apenas dos años de vida. La respuesta fue “seguir la trayectoria del sol”, incidir en los mercados asiáticos, Japón, China, Corea o India, que se iban recuperando. “Cuando nuestros competidores en el mundo estaban parados, pusimos en el mercado 40 novedades, personalizadas, exclusivas para nuestros clientes. La gente se asombraba porque no parece lo más razonable, pero en el largo plazo sí lo es. Y la prueba es que ahora ese tipo de productos sobre todo fuera de aquí, está funcionando. El mundo es muy grande, parece que los mercados están lejos, pero si te subes a hombros de la innovación y el servicio están más cerca de lo que crees”, detalla.

“Después de gratis, que es la palabra que más vende, la siguiente probablemente será exclusivo. Nos va bien”, concluye.

Un nuevo capítulo. En sus 130 años de actividad, Vicrila “ha visto de todo” pero, tras salir de la liquidación, “había que mantener la imagen de que Vicrila seguía e incluso más fuerte”, sostiene Bermejillo. En ese contexto, la compañía puso en el mercado más de 40 productos personalizados que vendió sobre todo en Asia.