na crisis económica exprés -con dos trimestres de contracción y una posible recaída en el cuarto- es el mayor golpe económico que deja la covid en 2020 en España, aunque tendrá efectos duraderos en años siguientes sobre los sectores más expuestos a la pandemia, el desempleo y las cuentas públicas. Estos son los diez principales impactos que la crisis ha dejado en el ámbito económico en 2020, año para el que el Gobierno prevé una contracción económica del 11,2 %.
Estallido de la pandemia y el confinamiento estricto asociado al estado de alarma decretado entre el 14 de marzo y el 20 de junio, provocaron una caída de la economía del 5,2 % en el primer trimestre, que se agudizó al 18,5 % en el segundo, la mayor desde que comenzó la serie del Instituto Nacional de Estadística (INE) en 1970. La recuperación llegó en el tercer trimestre con un crecimiento también histórico del PIB del 16,7 %, aunque el impacto de la segunda ola hacer prever una ligera recaída en el cuarto trimestre, que el Banco de España cifra en el 0,8 %.
El parón de la actividad económica desembocó en una destrucción de empleo sin precedentes de un millón de puestos de trabajo en el segundo trimestre, tres cuartas partes de ellos temporales, la peor cifra de la serie histórica de la Encuesta de Población Activa (EPA). En el tercer trimestre se recuperaron 569.700 empleos, situando el total de ocupados otra vez por encima de los 19 millones, aunque al mismo tiempo el paro subió en 354.900 personas que no pudieron contabilizarse como desempleados el trimestre anterior por la imposibilidad de buscar activamente empleo, hasta un total de 3,72 millones de personas, alcanzando la tasa de desempleo el 16,26 %.
La destrucción de empleo se contuvo gracias a las ayudas públicas a los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), lo que permitió que 3,4 millones de trabajadores llegaran a estar en abril bajo esta figura que les mantiene afiliados a la Seguridad Social y cobrando la prestación por desempleo. El esquema de ayudas a los ERTE se prorrogó primero hasta el 30 de septiembre y luego hasta el 31 de enero, y en él se mantenían 746.900 trabajadores a 30 de noviembre, de acuerdo con los datos de la Seguridad Social.
Otro de los impactos más evidentes de la pandemia ha sido la evolución del déficit público como consecuencia de un incremento del gasto sin precedente para hacer frente al coronavirus y el deterioro de los ingresos del Estado. Una situación que, según los últimos datos de Hacienda hasta septiembre, ha llevado el déficit de las administraciones públicas -sin corporaciones locales, a 75.417 millones de euros, equivalentes al 6,82 % del PIB, tasa cuatro veces superior a la registrada en el mismo periodo de 2019.
La necesaria financiación de ese déficit ha llevado a una escalada de la deuda pública, que marcó un nuevo máximo histórico en septiembre al situarse en casi 1,31 billones de euros, equivalentes al 114,1 % del PIB, con la previsión de que tarde aún años en volver a bajar del nivel del 100 %.
Pese a las medidas adoptadas por el Gobierno para apoyar a empresas y autónomos (ERTE, avales públicos, líneas ICO, etcétera) el tejido productivo español ha sufrido el impacto de la pandemia con especial dureza en los sectores más afectados por las restricciones administrativas y que, a la vez, tienen un peso especialmente relevante en la economía española como la hostelería y el turismo. El Banco de España calcula que entre un 20 % y un 30 % de las empresas pueden resultar insolventes tras esta crisis, más en los sectores más castigados. Y que de ellas un porcentaje que variará según la evolución de la pandemia terminará siendo “inviable”. Con los últimos datos del INE, el número de deudores concursados (antigua suspensión de pagos) ha subido un 51 % en el tercer trimestre respecto del trimestre anterior, la primera subida desde el comienzo de la pandemia y el mayor aumento desde 2012.
El cierre de las economías también ha tenido un fuerte reflejo en la evolución de las exportaciones, que llegaron a caer un 39,3 % interanual en abril, con un fuerte desplome en automóviles y bienes de equipo que no compensaron el mejor comportamiento del sector alimentario. Poco a poco, las exportaciones han ido reduciendo una caída que también han sufrido las importaciones por el menor consumo interno lo que ha reducido el déficit comercial de España.
Así, en septiembre el descenso de las exportaciones ya se había moderado al 0,9 %, mientras que las importaciones bajaban un 10,8 % y dejaban el déficit comercial en 1.490 millones, un 65 % inferior al del mismo mes de 2019.
Es uno de los sectores con mayor peso en el PIB español que más ha sufrido el impacto de la crisis y, a falta de los datos de dos meses para cerrar el año, España ha perdido casi 57 millones de turistas por la pandemia. Entre enero y octubre han visitado el país 17,9 millones de turistas, frente a los 74,7 millones de un año antes, según el INE.
También se ha desplomado el gasto que hicieron esos turistas, que en los diez primeros meses sumó 18.577 millones de euros, muy lejos de los 81.839 millones registrados en ese mismo periodo de 2019.
El comercio ha sido otro de los grandes sectores golpeados por esta crisis, lo que provocó que las ventas del comercio minorista llegaran a desplomarse más del 31 % en abril, el mes de más estricto confinamiento. Poco a poco ha ido reduciéndose ese descenso, hasta el 2,4 % en octubre, según los últimos datos, con un mayor peso del comercio electrónico que en octubre crecía un 43,3 % con respecto al mismo mes del año pasado.
El estallido de la pandemia cambió desde marzo la evolución de la inflación en España básicamente por el desplome de la energía, con gran peso en el índice de precio de consumo (IPC), mientras que algunos alimentos se han encarecido. Es parte de un cambio de modelo de consumo durante estos meses en los que los precios de los servicios menos demandados, como el ocio, la cultura o los hoteles, se han abaratado. Tras mantenerse en marzo, el IPC ha encadenado ocho meses consecutivos de descensos en tasa anual para situarse en el -0,8 % en noviembre.