- Petronor ocupará un lugar privilegiado en la nueva estrategia de Repsol, presentada ayer por su consejero delegado, Josu Jon Imaz, y que contempla unas inversiones de 18.300 millones de euros hasta 2025. La petrolera acelerará con esa potencia de fuego su transición energética, que tendrá metas intermedias de reducción de emisiones más ambiciosas de cara a avanzar hacia el objetivo de ser una compañía con cero emisiones netas en el horizonte de 2050.
Para ello, apostará por descarbonizar su cartera de activos y por un nuevo modelo operativo. Ese contexto sitúa a la refinería de Muskiz en el eje principal de desarrollo del grupo. La planta vizcaina tiene en marcha varios proyectos de producción alternativa de energía basados en la generación de hidrógeno a través de biocombustibles y la generación de gas a partir de residuos urbanos como papel, cartón, plásticos y textiles. La filosofía de esas iniciativas es la captación y reducción de emisiones de CO2, de modo que se refuerza el papel de Petronor dentro del grupo.
Durante su intervención, dirigida principalmente a los mercados y a posible inversores, Josu Jon Imaz, afirmó que la planta de hidrógeno verde de Petronor será "pionera tecnológicamente a nivel mundial" y el proyecto de combustible sintético será "fundamental" en el proceso de transformación de la compañía.
La petrolera quiere ser protagonista en la transición energética y las inversiones en iniciativas bajas en carbono del grupo representarán un 30% del total, ascendiendo a los 5.500 millones de euros.
En su intervención, Imaz aseguró que el hidrógeno renovable será "un importante vector" para la descarbonización de la industria, con aplicaciones "que van desde su uso como materia prima para producir combustibles sintéticos hasta el almacenamiento de energía ¡renovable". "Repsol ambiciona ser líder en hidrógeno renovable en laPenínsula Ibérica para alcanzar en 2025 una producción equivalente de 400 megavatios (MW), con la ambición de superar 1,2 gigavatios (GW) en 2030", manifestó. Y en ese capítulo Petronor será una de las piedras angulares de la multinacional.
Josu Jon Imaz resaltó que la captura y uso de CO2 será "también fundamental" en el proceso de transformación, "gracias a proyectos como el de combustibles sintéticos que se desarrollará en Petronor", la única refinería de la Península y una de las pocas de Europa que ha integrado este tipo de procesos.
Según incidió, la planta de hidrógeno verde de Petronor, será "pionera tecnológicamente a nivel mundial". "Los 50 barriles/día, aproximadamente, que vamos a producir, en la medida en que seamos capaces demostrar tecnológicamente su competitividad también en costes, nos van a permitir un escalado en todas las operaciones de Repsol, posiblemente a partir del año 2025 o en la década de 2030. Esta es base de los combustibles sintéticos en Repsol", explicó.
El plan estratégico se lanza en plena crisis del covid-19, que ha impactado especialmente sobre el sector petrolero. Al final del periodo, en 2050, la compañía presidida por Antonio Brufau prevé que su resultado bruto de explotación (Ebitda) supere los 8.200 millones de euros.
Repsol ha diseñado este plan, que supone un revolución en la compañía para "asegurar su futuro" sobre un escenario de 50 dólares el barril de Brent y 2,5 dólares el Mbtu (medida para el gas). Para llevar a cabo esta nueva hoja de ruta, Repsol ha definido un nuevo modelo organizativo formado por cuatro áreas de negocio -Upstream (exploración y producción), Industrial, Cliente y Generación baja en emisiones-, con lo que prevé incrementar la obtención de resultados diferenciados y generar más valor añadido.
18.300
Repsol invertirá un total de 18.300 millones de euros en el próximo lustro (2021-2025) para acelerar su plan de transformación hacia una compañía cero emisiones netas y ser protagonista en la transición energética.
7,5
El área de Generación baja en emisiones pasará a ser así una de las joyas de la corona de la compañía petrolera con un impulso inversor para aumentar su cartera de activos, con el objetivo de ser un operador global, y con unas metas de alcanzar los 7,5 gigavatios (GW) en 2025, a un ritmo de unos 500 megavatios (MW) anuales, que se disparará en la segunda mitad de la década a los más de 1 GW al año para elevarse hasta los 15 GW en el horizonte del año 2030.