uzuki cumple un siglo como marca. Hace cien años que Michio Suzuki se lanzó al mundo de la empresa, primero como fabricante de telares y luego como productor de motocicletas, a principios de los años cincuenta del pasado siglo, y a continuación de automóviles. Un siglo es ciertamente una trayectoria dilatada y, en un mundo tan competitivo como el actual, toda una demostración de la pujanza y audacia de quienes pusieron en marcha este proyecto y de sus posteriores continuadores.
Un evento de esta magnitud también requería de una celebración a la altura, y Suzuki ha cumplido con creces. De hecho, nos ha obsequiado con uno de los mejores regalos posibles, su nueva Suzuki V-Strom 1050 XT, moto que hemos tenido la oportunidad de probar en una intensa, algo lluviosa y bastante fría jornada de mediados de junio, un mes que en muchos días nos ha recordado más al invierno que dejamos atrás que al verano que siempre esperamos con ansiedad.
La nueva V-Strom 1050 XT -también existe una versión estándar más asequible y bastante menos equipada (13.029 euros frente a los 14.629 de la unidad probada, más gastos de matriculación en ambos casos)- es una trail asfáltica de última hornada que representa la culminación en el proceso de desarrollo de la gama V-Strom de alta cilindrada. En otro nivel de precio, prestaciones, equipamiento y tecnología que la más asequible y exitosa 650, la nueva 1050 XT incluye todo lo deseable y exigible a una trail moderna de gran cubicaje. Con una versatilidad proverbial, que le permite adaptarse a todos los escenarios y utilizaciones posibles sobre asfalto, tan sólo los pilotos más radicalmente deportivos -esos que sólo se conforman con las máximas prestaciones y el mejor tiempo por vuelta incluso cuando van al quiosco a por el periódico-, los que se planteen un uso fuera del asfalto para el que sus neumáticos de carretera, su llanta delantera de 19 pulgadas y un peso en orden de marcha de 247 kilogramos no ayudan precisamente, y quienes sean incondicionales de la transmisión secundaria por cardan, parecen quedar fuera de sus potenciales destinatarios. Es decir, la amplia mayoría encontrará en esta soberbia máquina una herramienta con la que deleitarse en todo momento y utilización.
Cuando uno la mueve en parado advierte que el peso está ahí y que las dimensiones son apreciables, pero una vez en marcha, tal vez ayudada por unas razonables medidas de neumáticos (110/80R19 y 150/70R17), un excelente reparto de pesos y una posición de conducción confortable y adaptable a cualquier estatura, la sensación de control, agilidad, manejabilidad y hasta ligereza es sencillamente admirable. Con un cambio de marchas agradable, preciso, con la dureza justa y suficientemente rápido, el tránsito por la ciudad se completa con una respuesta mecánica exquisita. Con potencia más que de sobra, una finura de funcionamiento, progresividad y elasticidad ejemplares -ya no queda nada de los traqueteos del pasado a bajas vueltas-, la V-Strom 1050 presume de una regularidad de trabajo sobresaliente en el tránsito urbano.
Ya en carretera, el buen panorama inicial se confirma y sube a su cota máxima. Es el momento de estrujar un motor con potencia (107 CV), aceleración, empuje (100 Nm) y alegría más que notables. No entiendo a los que lo consideran de nivel medio, cuando de hecho es difícil exprimirlo salvo en carreteras de trazado muy abierto, porque va sobrado de prestaciones, a no ser que queramos fundir los puntos de nuestro carné en un par de días o jugarnos la vida. Y lo mejor es que te permite rodar legalmente a 90 km/h de marcador a 3.250 rpm en sexta marcha y con buen reprís a la mínima insinuación, circular a 120 km/h en autopista a menos de 4.500 vueltas o volar a velocidades de cárcel protegido tras su eficaz pantalla regulable manualmente. Es sin duda un propulsor excelente, que se adapta a todo tipo de utilizaciones, lo mismo deportivas que viajeras, sin duda estas últimas respaldadas por una interminable lista de accesorios con los que hacer de nuestra V-Strom 1050 XT toda una superrutera, apoyada también en su bajo consumo, en un depósito de 20 litros de capacidad y en la contrastada fiabilidad de la marca.
Dinámicamente la V-Strom 1050 XT ha dado un salto enorme respecto a sus predecesoras. Con sus suspensiones regulables, un conjunto completísimo de asistencias electrónicas, modos de conducción, potentes frenos y la solidez de su robusto chasis de aluminio, es una moto que llevas en todo momento por la mano, como si pilotases la seis y medio, pero con unas prestaciones y tecnología de otro nivel, muy superior. Es una moto que hay que probar para poder valorar en su justa medida. Sin duda, un perfecto regalo de cumpleaños.
Suzuki ha incorporado la última tecnología a una moto tan versátil y fiable como siempre, pero también más deportiva y viajera
La nueva V-Strom 1050 XT representa la culminación en el proceso de desarrollo de la exitosa gama trail Suzuki de gran cilindrada