- Las exportaciones vascas se han desplomado un 23% en el primer semestre del año, lo que supone que las empresas han facturado casi 3.000 millones de euros menos que en el mismo periodo de 2019 por sus ventas al exterior. Es otro de los efectos del coronavirus en la economía. Ninguno de los principales mercados de Euskadi se salva y en el caso de Reino Unido, penalizado además por la incertidumbre que genera el Brexit, las operaciones se han reducido casi a la mitad.

Por buscar algún dato positivo o menos negativo en un contexto preocupante en el que además la fortaleza del euro también frena las exportaciones vascas fuera de la zona de la moneda única, cabe destacar que el mercado alemán es el que menos está cayendo. En concreto, el descenso de las ventas vascas a Alemania ronda el 14%, muy lejos del otro gran destino internacional de la CAV, Francia con un retroceso de cerca del 25%.

Esos dos países concentran un tercio de las exportaciones de Euskadi y se disputan cada año el primer puesto del ranking. Juntos conforman la gran base del comercio exterior vasco. Son los principales socios internacionales de las empresas vascas por cercanía, moneda y afinidad tecnológica. Por ello, las señales positivas que envía Alemania, que la semana pasada corrigió su previsión de crecimiento del -6,3% al -5,8% este año, estén generando expectativas en las exportadoras de la CAV.

De momento, en el primer semestre del año los bienes de equipo son el segmento que mejor comportamiento está teniendo en el mercado alemán. La caída conjunta ronda el 7%, pero las ventas de maquinaria se sitúan en niveles similares a los del año pasado y las de camiones están ligeramente por encima. Hasta ahí las buenas noticias, porque los otros dos grandes focos de exportación a Alemania (la automoción y la siderurgia) registran descensos superiores al 20%.

El caso del mercado francés es especialmente llamativo. El análisis de las tres partidas arancelarias que copan el ranking exportador vasco a ese país es una crónica de un desplome sin precedentes. La caída de las semimanufacturas -siderurgia, productos químicos y neumáticos- ronda el 19%. La de los bienes de equipo, básicamente maquinaria, supera el 26%. Y las ventas de petróleo se han desplomado un 46,7%, se han reducido prácticamente a la mitad. Está última actividad está centrada en Petronor, de ahí que Bizkaia, que tiene en las empresas francesas su principal socio internacional, haya visto como las ventas a ese país caen un 30% hasta junio.

En cualquier caso, la gran depresión del comercio exterior vasco se ha producido en Reino Unido, en una dinámica muy condicionada por la desconexión del país británico de la UE. Ese mercado ha pasado de ser el tercer destino de la exportaciones vascas a situarse en cuarta posición justo detrás de Estados Unidos tras perder un 44% de las ventas.

Los diez primeros mercados de las empresas vascas se mantienen con ligeras variaciones, Holanda supera a Bélgica e intercambian la 7 y 8 posición. México, por su parte, recorta distancias con Polonia, que le arrebató el año pasado la décima plaza, debido a un llamativo incremento del 9% en la venta de productos siderúrgicos.

Dentro del top 25, Suecia (posición 13 ), Marruecos (16) e Israel (23) son los destinos que menos retroceden, en torno a un 5%. En el capítulo de lo anecdótico destaca el repunte de las ventas a Finlandia, que se cuela entre los principales 25 mercados vascos y casi duplica sus números gracias al mayor dinamismo del sector del aceite. En cuanto a los productos, la exportaciones vascas de vino se mantienen estables. Toda una excepción en las circunstancias actuales.

Lastre de una moneda fuerte. El economista jefe del Banco Central Europeo (BCE), Philip Lane, alertó la semana pasada de "la rápida apreciación del tipo de cambio del euro, que disminuye la inflación", que seguirá negativa lo que resta de año. La fuerte apreciación del euro es negativa para la zona euro ya que hace menos competitivas sus exportaciones y también disminuye el valor de las importaciones, lo que perjudica el crecimiento e impide que repunte la inflación precisamente en un momento de crisis.