vitoria - Las empresas industriales vascas muestran una buena salud financiera en un contexto de gran liquidez, tras la salida de la Gran Recesión, hasta el punto de que disponen de un balance patrimonializado, que representa un 42,2%, y tienen un menor nivel de endeudamiento a largo plazo en comparación con sus homónimas españolas, -un 34,6% frente al 36,9%-, lo que quiere decir que las compañías de la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) tienden menos a abusar de esta figura a la hora de buscar financiación.
Un aspecto importante que confirma la fortaleza financiera de las empresas de la CAV es que, a pesar de que los costes laborales son superiores a la media estatal, las compañías vascas son capaces de obtener unos mayores márgenes comerciales, lo que les permite obtener una mayor rentabilidad del activo, esto es, un 4,1 frente al 3,6 de sus homólogas españolas.Esta evolución permite a las empresas afrontar estrategias de inversión a favor de su afianzamiento. En esta línea, se puede entender el aumento del 5% del gasto y del 3,3% en el personal relacionado con actividades relacionadas con el I+D que registró el sector industrial en 2018.
Estos datos forman parte del análisis que sobre la evolución de la salud financiera de las empresas industriales vascas ha elaborado el Observatorio Económico-Financiero de Orkestra con el apoyo del Instituto Vasco de Finanzas a partir de los resultados del ejercicio de 2017, que es el último que se dispone de manera completa, de un total de 4.394 compañías industriales de la CAV y 59.832 en el Estado pertenecientes al sector manufacturero.
La importancia del estudio de Orkestra radica en que la CAV es un territorio que ofrece un alto índice de especialización industrial hasta el punto de que el sector significa el 24,3% del PIB vasco con el objetivo de alcanzar el 25%, frente al 19,4% de Europa y el 15,9% del Estado. También hay que tener en cuenta que en Euskadi existe uno de los niveles de empleo en manufacturas de tecnología alta y medio-alta más elevados de Europa, del Estado y del grupo de regiones de la UE comparables.
Sin embargo, a pesar de ello y de que el índice de Producción Industrial (IPI) ha crecido un 2,4% en el último año, el peso del empleo en la industria manufacturera ha descendido cuatro puntos desde la Gran Recesión pasando del 23% registrado en 2008 al 19% en 2019. Este descenso ha tenido su origen, entre otros factores, por la servitización de la industria que ha trasladado parte de su actividad a los servicios relacionados con el sector. Si se analiza el beneficio sobre facturación, se puede observar que, a pesar de su reducción en 2017 de un 4,5% a un 4%, su evolución es positiva respecto al año 2008, cuando se produjo una fuerte caída que ha podido revertirse con el tiempo.
En lo que se refiere a la rentabilidad de los accionistas, el ROE (Rentabilidad sobre Fondos Propios) registra un mejor comportamiento en las empresas industriales vascas que en las españolas al alcanzar un 8,3 frente al 7,3 en una evolución positiva que se ha ido observando desde el año 2008, cuando esa ratio se situaba en un 6,1. Este buen comportamiento de las empresas industriales vascas difiere del registrado en el conjunto de las compañías de la CAV, que han visto reducido este parámetro desde ese ejercicio.
A la hora de analizar la solvencia financiera que presentan las empresas del sector industrial, los investigadores de Orkestra destacan la positiva evolución en los últimos años, tanto en comparación con las manufactureras españolas como en el conjunto de las compañías vascas. En una escala del 1, -que es la situación más desfavorable-, respecto a 11, -la más favorable-, para medir el riesgo de crédito, las empresas vascas tienen una puntuación del 6,9 frente a 6,3 de sus homólogas estatales. Esta situación viene derivada de que las empresas vascas cuentan con una mayor autonomía financiera y liquidez ácida (capacidad para hacer frente a las obligaciones a corto plazo), así como una mayor rentabilidad.
En relación a la situación de las empresas industriales por territorios históricos se observa que las empresas guipuzcoanas (7,1) y las alavesas (6,9) tienen un menor riesgo de crédito que las que presentan las vizcaínas (6,6), debido fundamentalmente, a que cuentan con una menor autonomía financiera y una menor capacidad financiera de reembolso de la deuda respecto a las compañías del resto de las CAV.
Si se compara con las empresas del resto de los sectores, las compañías industriales vascas tienen un nivel de riesgo análogo, 6,9 frente al 7, aunque su evolución a lo largo de los años de la crisis ha sido mejor, ya que en 2009 presentaban una ratio de 5,8 frente al 6,2 del resto de las firmas.