bruselas - Mario Draghi se despidió ayer del Parlamento Europeo reclamando una reforma a fondo del euro. El presidente del BCE afirmó que los últimos datos sobre la economía de la eurozona “no muestran signos convincentes de un repunte del crecimiento en el futuro próximo” y defendió que el último paquete de estímulos aprobado por el emisor es “esencial”. En su última comparecencia ante la Comisión de Economía de la Eurocámara, el presidente del BCE defendió que a la vista de una ralentización económica más “rápida y prolongada” de lo anticipado previamente, de los “persistentes y prominentes riesgos a la baja” y de que la inflación sigue por debajo de su objetivo, una “respuesta de política monetaria fuerte era esencial”.

Draghi recordó que el BCE ha revisado a la baja sus previsiones de crecimiento del PIB para la eurozona al 1,1% para este año y al 1,2% para 2020, reflejando una ralentización que responde en particular a la debilidad del comercio internacional en un entorno de incertidumbre y proteccionismo, que está pesando en particular sobre el sector manufacturero. Al mismo tiempo, dijo, la inflación se mantiene de forma persistente por debajo de la meta del BCE de situarla en cotas próximas pero inferiores al 2%, aunque “la posibilidad de una deflación sigue siendo limitada”. La institución ha rebajado sus proyecciones al 1,2% para este año y al 1% el que viene.

En este contexto, Draghi defendió el paquete de estímulos monetarios adoptado el 12 de septiembre por la institución y afirmó que esto muestra “la determinación y disposición (del BCE) para proporcionar las necesarias medidas de estímulos para conseguir su objetivo de inflación”. “Seguimos listos para ajustar todos nuestros instrumentos si lo justifica la perspectiva de inflación”, añadió.

En su última comparecencia ante la comisión parlamentaria antes de ceder el testigo a la francesa Christine Lagarde el 1 de noviembre, Draghi defendió que la “disposición y determinación (del BCE) han sido críticos para abordar la crisis económica”. A la hora de extraer “lecciones” de sus ocho años de mandato, el italiano destacó ante los parlamentarios que de cara al futuro una “mejor combinación política, incluyendo la fiscal, reformas estructurales y medidas prudenciales puede ayudar” a la política monetaria a lograr sus objetivos “más rápido y con menos efectos secundarios”.

En esta línea, recomendó a los países con espacio fiscal que viven una ralentización que “actúen de modo efectivo y a tiempo” de modo contracíclico-es decir, que inviertan- y a aquellos con altos niveles de deuda a llevar a cabo “políticas prudentes”.

En su discurso en el Parlamento Europeo, Draghi defendió que esta nueva orientación a futuro ayuda a “reducir la incertidumbre” sobre la senda esperada de los tipos de interés en el corto plazo y “asegurará que las condiciones financieras se ajustan con las dinámicas de la inflación”. “Además, manteniendo el sesgo de expansión sobre los tipos, indicamos que todavía tenemos espacio para recortar aún más los tipos si es necesario”, apostilló.

El presidente del BCE revindicó que las medidas adoptadas por el BCE durante la última década han servido para abordar los riesgos de deflación en la zona euro, pero insistió que la moneda única “no opera en el vacío” y “otras políticas económicas también importan”. En este contexto, reiteró su llamada a que los países que tienen espacio fiscal, como Alemania y Países Bajos, estimulen sus economías con un mayor gasto público, mientras que el resto deben seguir consolidando sus finanzas públicas y adoptando reformas estructurales. El presidente del BCE se sumó así a las llamadas que han hecho otros miembros del consejo de Gobierno del BCE, como el vicepresidente Luis de Guindos. - Efe