uno de los principales objetivos de las empresas es el lograr una rentabilidad adecuada de su actividad. Su medición presenta dificultades ya que puede estar condicionada por la estrategia que adoptan estas en la toma de participaciones de terceras empresas. Estas últimas se materializan en los activos financieros, muchas de ellas en el exterior. En contrapartida a estas inversiones la empresa recibe intereses y dividendos, que no tienen reflejo en los resultados de explotación, y otras contrapartidas, relacionadas con las compras entre las empresas de grupo, que son difíciles de medir.
Como consecuencia de su mayor grado de internacionalización en las economías más avanzadas el peso de los activos financieros tiende a ser más elevado. De acuerdo con BACH, la base de datos impulsada por Bancos Centrales Europeos, los activos financieros de Alemania suponen el 42% del total del activo, mientras que el de la República Checa supone un 18%.
Tanto la CAV como Navarra tienen economías con un alto grado de apertura, aunque el peso de los activos financieros es sensiblemente mayor en el caso de la CAV (38%) en comparación con Navarra (26%). Para superar las dificultades de medición un ratio adecuado es la rentabilidad operativa, que no toma en cuenta las operaciones financieras de la empresa. Este indicador permite tener una mejor aproximación para medir la rentabilidad de las inversiones en el territorio.
Si analizamos la rentabilidad operativa tanto la CAV como Navarra presentan valores similares, por encima de la media de España y han superado los niveles de rentabilidad anteriores a la crisis. Así parece que desde perspectiva de inversión en el territorio las empresas si presentan una buena rentabilidad. Esta positiva evolución coincide con un aumento de la inversión extranjera directa en la CAV, que ha pasado de un 1,7% del PIB en 2013 al 3,6% en 2017, aunque sigue manteniendo un menor nivel de penetración de inversión directa exterior que España.
La medición de la rentabilidad de las empresas en un entorno globalizado tiene distintas lecturas desde el punto de vista de la empresa o desde el territorio donde esta desarrolla su actividad. Pese a ello, la recuperación de la rentabilidad es un dato positivo, ya que posiciona a las empresas en mejores condiciones para abordar sus estrategias de crecimiento, los cambios de ciclo económico o el aumento de los costes de financiación.