Vitoria - Buena parte del futuro de la compañía Valvospain (antigua Lázaro Ituarte) en Amurrio pendía desde hacía meses de un dramático hilo como consecuencia, según el prisma desde el que se mire, de una mala gestión empresarial por parte de la dirección o una durísima caída de los pedidos de válvulas para uso industrial en instalaciones de gas, petróleo y energía, el principal nicho de mercado de esta firma alavesa. Pudo haber sido alguna de estas dos causas o incluso las dos a la vez.

El caso es que ese hilo conductor al que muchas veces se agarran las empresas para firmar su supervivencia se rompió el pasado lunes durante el transcurso de la enésima reunión entre el comité de empresa y la dirección, que a bocajarro anunció la puesta en marcha de un ERE de extinción para 61 trabajadores -prácticamente la mitad de la actual plantilla- que confirmaba los peores pronósticos surgidos el pasado 26 de marzo, cuando Valvospain presentó un preconcurso de acreedores.

Al mismo tiempo que se producía la noticia, la dirección habría solicitado la paralización de la huelga que desde hace un tiempo llevan secundando los trabajadores para evitar poner en peligro el futuro del proyecto, según la versión sindical, mientras que en relación a la deuda salarial acumulada a día de hoy, la idea de Valvospain pasaría por hacerla efectiva, al igual que las indemnizaciones por los despidos previstos, a través del Fogasa. “No son claros con nosotros. Nos dicen que habría posibles compradores interesados pero no nos facilitan sus nombres ni tampoco nos aseguran que vayan a apostar por el futuro de la empresa”, denunció ayer la plantilla. En aras de defender su postura e intereses, el comité de empresa esperaba a última hora la confirmación por parte del administrador concursal fijado para el proceso para cerrar una reunión a dos bandas y exponerle el desacuerdo con la propuesta realizada por la empresa. “Mientras el ERE siga encima de la mesa no vamos a cesar en nuestra lucha”, advirtieron los trabajadores.