Vitoria - A punto de cumplir dos décadas en la compañía y con una dirección general prácticamente recién estrenada bajo el brazo, al vitoriano Javier Berasategui le tocó el marrón de pilotar la transición de Fournier hacia su nueva propiedad. Un año y medio, recuerda, de tensión, estrés y desplazamientos al extranjero que le han permitido ascender hasta una atalaya privilegiada desde donde ha podido conocer aún mejor la compañía en la que debutó en 1998. Precisamente esta visión le permite asegurar ahora que el nuevo rumbo que acaba de fijar la icónica firma alavesa ha sido marcado por buenas manos.
¿En algún momento llegó a peligrar la empresa?
-No. Existía incertidumbre por la identidad del nuevo propietario pero nunca temor a desaparecer o ser absorbidos. Somos una empresa de prestigio internacional y con muy buenos números, de ahí que el cartel de salida era apetecible. Esa era, y es, nuestra mejor salvaguarda. Éramos conscientes de que la venta iba a concluir pero las dudas venían por el perfil del comprador. Con Cartamundi nos quitamos una gran peso de encima.
¿Que haya sido el grupo Cartamundi el comprador es lo mejor que le podía pasar a Fournier?
-Sí, sin duda. Llevábamos desde 2004 perteneciendo a grupos financieros que cotizaban en Bolsa y, por tanto, tenían unos intereses cortoplacistas muy evidentes. Primero nos ocurrió con Jarden Corporation y después con Newell Brand, que además era una firma multiproducto. Así que ninguno entendía realmente nuestro negocio más allá de que éste fuera rentable. Por eso muchas veces era complicado convencerles para llevar a cabo según qué acciones o proyectos.
¿En qué les va a afectar la llegada de este grupo belga?
-Vamos a poder maximizar las oportunidades en los mercados naturales de Fournier y ampliar nuestro catálogo, pues ellos también son fabricantes. En este sentido, unir las fuerzas y el trememdo potencial que tenemos las tres (Cartamundi, USPC y Fournier) nos va a convertir en un grupo complementario muy potente.
¿Conocen ya la planta de Gojain?
-Sí, hace unos meses la visitaron. Y les gustó lo que vieron, así que van a apostar por la continuidad. El hecho de que la actual plantilla y la dirección fuéramos capaces de hacer mucho con muy poco es algo que les entusiasmó, así que todas las señales indican que nuestro modelo de empresa va a continuar.
¿El naming se va a tocar?
-No. Uno de nuestros principales valores es nuestra marca. Cartamundi es fuerte en determinados nichos de mercado pero sus marcas no tienen mucha relevancia salvo en contadas ocasiones. En nuestro caso, en cambio, somos muy reconocidas internacionalmente, al igual que USPC. Somos las marcas más reconocidas del mundo en nuestro sector, las marcas con mayúsculas en el ámbito del naipe.
¿Y la plantilla, se prevé algún tipo de reajuste o preacuerdo?
-Tampoco. Su mensaje parece claro. Apuestan por la continuidad desde la dirección general, lo cual me enorgullece, hasta el último empleado. Les ha gustado lo que han visto y no se aprecian señales de cambio.
En el poco tiempo que han tenido para conocerse, ¿ha habido lugar ya para sondear las posibilidades por su parte de acometer inversiones en Vitoria?
-No de forma directa por cuanto la compra es aún muy reciente, pero sí que se entreveía en sus comentarios que aquí había aún mucho potencial por desarrollar. Es más, en la mayor parte de las operaciones de compra que han llevado a hecho a lo largo de su historia normalmente han realizado inversiones importantes en cuanto a maquinaria, por ejemplo.
Llegado el caso, ¿la fotografía actual de Fournier demanda necesidades?
-Estamos bien desde el plano tecnológico pero el sector es extremadamente exigente, así que siempre hay necesidad de acometer inversiones para estar al día. El mercado demanda naipes perfectos y para ello necesitas máquinas de última generación. Los casinos, por ejemplo, son tremendamente celosos de la calidad y quieren, exigen, máxima tranquilidad, nada de sorpresas, por eso aunque estés bien nunca te puedes relajar. Siempre te tienes que reinventarte y aplicar políticas constantes de I+D, como llevamos haciendo aquí tantos años. Por eso creo que aún tenemos Fournier para rato.