bilbao - Frente al mal momento que atraviesa La Naval, la industria de Ezkerraldea puede decir que al menos otro de sus emblemas, la ACB de Sestao, ha logrado sobrevivir a la crisis. La acería heredera de los Altos Hornos tuvo que soportar en 2016 una dura metamorfosis que, dos años después, parece haber dado con la llave de la viabilidad. En el marco de un nuevo incremento de los beneficios de la multinacional, la planta de Sestao consolidó en la primera mitad de 2018 los números positivos a los que ya apuntaba al final del año pasado y que abren la puerta a negociar al alza las condiciones de la plantilla.

“El plan estratégico tiene sentido”, señalan fuentes de la multinacional siderúrgica en relación a los buenos resultados logrados por la fábrica de Sestao entre enero y junio, que avalan de momento el nuevo sistema de trabajo. Aun así, la rentabilidad “es todavía débil”, sostiene la dirección de la acería, por lo que es pronto para sacar conclusiones definitivas. Habrá que esperar al cierre del ejercicio que viene para hacer una valoración completa de este ciclo de tres años y para determinar si el rumbo escogido es el correcto. Será entonces cuando puedan adoptarse decisiones de peso enfocadas a incrementar la plantilla y los niveles de producción.

El mercado es el que manda y ahora mismo la ACB recorre una senda sin explorar. La situación general ha cambiado a mejor respecto al bache de 2016 que obligó a parar la producción durante buena parte del año, aunque los nuevos aranceles de Estados Unidos obligan a tomar precauciones. La ACB cuenta con la ventaja de competir con un producto de alto valor añadido enfocado a sectores muy concretos, como determinadas piezas de los componentes de automoción, una especialización que le hace menos vulnerable a los vaivenes del mercado pero que le ha obligado a mirar hacia nuevos clientes a los que hay que consolidar.

La multinacional prefiere ir paso a paso. Se salió de la parada en septiembre de 2016 con una producción de 10.000 toneladas al mes concentrada los fines de semana y se terminó el pasado año con más de 25.000 al mes, lo que permitió aumentar los turnos de trabajo e incorporar el resto de jornadas de lunes a viernes. La factoría cerró 2017 con una producción de 310.200 toneladas, por encima de las 300.000 previstas y un ebitda (resultado antes de impuestos) positivo, dejando así atrás cinco años de números rojos.

Esa primera aportación positiva de Sestao al balance del grupo se ha asentado en los primeros meses de 2018, según confirmaron ayer desde la multinacional. Se están cumpliendo los objetivos y todo apunta a que se volverá a superar ese listón de 300.000 toneladas al cierre del ejercicio. Este es un año crucial para determinar la viabilidad del nuevo proyecto, que irá mejorando la rentabilidad una vez se materialicen las inversiones de la nueva unidad de I+D que contribuyen a engordar ahora el capítulo de gastos.

negociación del convenio Si como está previsto el margen positivo se sigue ampliando la fábrica de Sestao podría dejar atrás la congelación salarial que sufren los trabajadores desde 2015. La intención del grupo es que la plantilla de Sestao pueda guiarse el año que viene por el marco laboral que rige en el resto de plantas del Estado y que termina su vigencia este año, en el que ha reportado un incremento salarial del 2% en el resto de fábricas.

Además del recorte de plantilla, que pasó de más de 300 trabajadores a menos de 200, el nuevo sistema implantado en la acería vizcaína ha mantenido congelados los salarios todo este tiempo, situación que podría cambiar de cara al año que viene si dirección y comité de Sestao alcanzan un acuerdo para renovar las condiciones laborales. Los sindicatos de la fábrica iniciaron en febrero paros parciales para pedir la reactivación de su convenio y denunciaron la “falta de implicación” de la dirección.

La acería señala que la negociación está abierta y recuerda que cualquier incremento de costes debe medirse con rigor ya que puede penalizar la viabilidad de la planta.

Acero especial. La ACB se ha convertido en un centro de producción de acero de alto valor añadido a partir de la reestructuración de 2016, con un producto muy resistente enfocado a piezas pequeñas de automoción.

Buenos resultados. El nuevo producto, con un beneficio por tonelada bastante mayor que antes, mantiene a la ACB menos expuesta a los bajones del mercado global de acero y de momento está reportando unos ingresos superiores al conjunto de los costes.

Negociación. La dirección de la acería está dispuesta a pactar nuevas subidas salariales con el comité después de tres años de congelación, aunque la negociación sigue abierta.