BILBAO - El sector empresarial del transporte por mercancías por carretera del País Vasco, duramente golpeado por la crisis de 2008, se enfrenta ahora con un problema añadido, según el sindicato de transportistas Hiru, que critica y rechaza la próxima implantación por parte de la Diputación Foral de Gipuzkoa de un peaje para los vehículos pesados en la carretera Nacional N-I en el territorio guipuzcoano.
Para Hiru, con una medida así se perjudica más a los transportistas vascos que a los internacionales porque los locales pasan más veces cada día y cada semana, y la institución foral demuestra que “le da igual el futuro del transporte vasco” y “sólo piensa en recaudar”. Hiru valoró así la situación tras desarrollar ayer, como medida de protesta, una caravana de camiones alrededor del arco de peaje de Andoain, entre Bazkardo y Sorabilla, y resaltó que los camioneros vascos “hace ya muchos años que empezamos a pelear en contra de los peajes que los diferentes gobernantes de la Diputación han pretendido establecer”. Los camioneros vascos se quejan de que dada la frecuencia de paso por la N-1 tendrán que pagar hasta casi 200 euros al mes en peajes lo que lastra aun más su rentabilidad, muy afectada por la crisis de 2008.
No hay que olvidar que un informe sectorial elaborado para el Gobierno Vasco en 2015 señalaba que el número de empresas vascas de transporte había disminuido en casi un 30% en dichos años, y además las empresas en funcionamiento eran muy pequeñas, con 2,5 camiones de media (en el Estado 3,4), confirmando una gran atomización y una rentabilidad escasa o nula porque los precios, a veces, “se sitúan por debajo de los costes de explotación”, lo que afectaría a la propia “supervivencia empresarial”.