bilbao - La plantilla de La Naval volvió ayer al trabajo tras el “mazazo” del anuncio del concurso de acreedores del día anterior, pero no hubo normalidad en las gradas del astillero. Quedan muchas dudas que resolver y hasta el jueves de la próxima semana no se reunirá el comité de empresa con los accionistas. Los representantes sindicales de los trabajadores prefieren esperar a esa cita antes de hacer una valoración en profundidad de las causas por las que la compañía ha llegado hasta el borde del precipicio de la quiebra.
Sin embargo, están convencidos de que uno de los motivos es la “pésima gestión” de la dirección, que no ha actuado los últimos meses para atajar el crecimiento de la deuda, el lastre que ha colapsado el proyecto. Sin ser tan contundentes, las administraciones vascas también están poniendo en cuestión las decisiones tomadas por los actuales propietarios.
Lo hizo ayer el lehendakari Iñigo Urkullu en una entrevista en la Cadena Ser cuando aseguró que “bien gestionado” el astillero vizcaíno “tiene futuro”. Ya lo había hecho hace unos días al preguntarse “cómo una empresa con carga de pedidos” ha podido llegar “a esta situación”. El lehendakari considera que es necesario analizar las responsabilidades de “los agentes principales” que forman parte del engranaje de La Naval. Y la consejera de Desarrollo Económico, Arantza Tapia, ha reforzado ese mensaje al reclamar una investigación “en profundidad” de los factores que han generado esta “compleja situación”.
En la órbita institucional más cercana, el alcalde de Sestao, Josu Bergara, reclamó en Radio Euskadi una “reflexión profunda” de los motivos por los que “una empresa con más de 100 años, que es un astillero potente por su envergadura y que cuenta con buenos profesionales y carga de trabajo” se ha visto “abocada a un concurso de acreedores”.
El lehendakari, que rechazó cualquier posibilidad de que el Gobierno Vasco entre en el accionariado del astillero, aseguró ayer que su Ejecutivo acompañará a la empresa en el complejo camino que inicia. Urkullu cree que no se puede descartar la llegada de nuevos inversores antes del 7 de octubre, fecha en la que La Naval entrará en concurso de acreedores y será intervenida por un administrador judicial. Además, puso a disposición del astillero las ayudas de innovación e internacionalización del Departamento de Desarrollo Económico de cara a dar un impulso a la nueva compañía, la que, en el mejor de los casos, nacerá durante el proceso concursal.
La situación es delicada porque, salvo que un caballero blanco acuda al rescate de La Naval antes del 7 de octubre, el otro camino del concurso de acreedores finaliza en la liquidación y la venta de los activos de la compañía. Y el comité de empresa no descarta que se estén escribiendo las últimas líneas del libro centenario del astillero vasco. “Tenemos dudas sobre cómo va a acabar esto”, reconoció ayer a DNA el delegado de UGT, Txema Belón. El número dos del comité también tiene “sospechas” en torno a las decisiones de la compañía y no se explica por qué se ha permitido que la deuda haya aumentado de los 80 millones de euros de diciembre a los 150 millones actuales.
Según indicó Belón, algunos de los buques entregados los últimos años se han realizado “con poco beneficio, a coste cero e incluso con algunas pérdidas”, pero eso no es “suficiente” para generar el desequilibrio financiero que sufre el astilllero. “Las desviaciones económicas han sido provocadas por un cumulo de cosas”, denunció sin querer bajar más al detalle hasta poder contrastar con los accionistas los números que arrastran a La Naval a un futuro más que incierto.
dudas sobre el futuro El panorama es “muy oscuro” y la inquietud condicionará las próximas semanas del día a día en la rivera de la ría. “Tiene que entrar dinero en el astillero. O entra dinero antes o después del inicio del concurso o no hay solución”, advirtió el delegado de UGT.
Recordó en esa línea que declarar el proceso concursal de continuidad no conlleva automáticamente que se salve la compañía, es necesario buscar nuevos inversores que relancen la actividad y hay recelo en torno a si los actuales propietarios van a tomar una posición activa en ese sentido. Por ello, en la reunión de la próxima semana el comité pedirá a los accionistas que concreten qué pasos van a dar para reflotar el proyecto. De momento “toca esperar” acontecimientos, pero los trabajadores no se van a quedar mano sobre mano.
El comité de empresa de La Naval se reunirá hoy para adoptar “decisiones” y, desde el mismo momento en el que se conoció la decisión de la junta, las diferentes secciones sindicales representadas en la compañía evalúan la situación. Todo apunta a que más pronto que tarde los trabajadores iniciarán movilizaciones.
La figura de Manuel del Dago volvió a planear ayer sobre los problemas de la compañía sestaoarra. Tanto Urkullu como Txema Belón recordaron que es una opción que todavía no ha sido descartada oficialmente y que podría materializarse antes o después del concurso.
En relación a esa posibilidad, el grupo parlamentario de Elkarrekin Podemos criticó en un comunicado la actitud del Gobierno Vasco porque “se comprometió a buscar soluciones y lo único que ha hecho es esperar posibles movimientos por parte del empresario Del Dago”.