bilbao - Andreu Cruañas (Barcelona, 1959) es presidente de la patronal española de agencias privadas de colocación, más conocidas como Empresas de Trabajo Temporal (ETT). En pleno debate sobre la precariedad laboral asociada al turismo, Cruañas reconoce la labor del Gobierno Vasco para preservar el tejido industrial y para nutrir de trabajadores a las empresas a través de la Formación Profesional Dual.
Como en los últimos veranos, asistimos a un nuevo repunte del empleo. ¿Cómo valora la salud del mercado laboral?
-En el Estado llevamos cuatro años de recuperación del empleo, pero hace dos años que en Asempleo detectamos que iba a ocurrir lo que ahora se confirma. Tenemos un mercado laboral en el que coexisten tasas de paro muy altas con un número importante de vacantes que no se pueden cubrir. Esa situación se ha agudizado y afecta a todos aquellos sectores que requieren una cierta cualificación o el uso de nuevas tecnologías: ingeniería, informática incluso comunicación y marketing.
Es decir, cada vez hay más puestos que no se pueden cubrir.
-Y eso es un problema para las empresas a la hora de llevar a cabo expansiones, de abrir delegaciones o de poner en marcha nuevos negocios. Además, esa carencia de trabajadores se acabará trasladando a los salarios. Se está produciendo una captación de trabajadores que están en activo por otras empresas. Claro, son trabajadores más cotizados.
¿Dónde está el origen del problema? ¿En el sistema educativo?
-Por un lado sí, pero no solo en la formación previa a entrar en el mercado de trabajo. También falla la formación para el empleo a lo largo de la vida laboral. En el Estado hay 19 millones de ocupados que no van a acabar su vida profesional ni en esta empresa ni en la próxima porque la vida laboral dura 44 años. Nos vamos a enfrentar a cambios de empresa y de profesión, y todo ello requiere de dos componentes: primero, hay que hacer un buen diagnóstico, las personas no están siendo bien orientadas en la adquisición de conocimientos; segundo, hay que poner eso en conexión con las necesidades de las empresas.
¿Le convence el modelo de Formación Profesional Dual que se está implantando en Euskadi?
-Euskadi es de los pocos territorios, por no decir el más destacado, donde la formación dual realmente funciona. Eso es posible por el tejido productivo vasco, con una clara base industrial que ha sorteado bien la crisis tras las reconversiones del pasado. Me viene a la cabeza el Instituto de Máquina-Herramienta de Elgoibar, por ejemplo, que siempre ha sido muy destacado. Ahora se están llevando a cabo experiencias con formación dual también en las universidades.
¿Qué le parece el debate sobre el modelo de turismo y el avance de la economía de servicios? ¿Hay que proteger más la industria?
-El problema es que el modelo productivo no se puede cambiar solo desde el boletín oficial. Eso sí, el estímulo público puede hacer cosas, como mejorar las infraestructuras o dotar de herramientas financieras. En Euskadi el peso del turismo y de los servicios es inferior al del resto del Estado y creo que las medidas de apoyo a la industria del Gobierno Vasco están funcionando mejor que en otros sitios. Dicho sea de paso, con mucha menos subvención. Hay que tener en cuenta las fortalezas de cada territorio. En Andalucía se ha hecho una inversión en agricultura de valor añadido que ha funcionado. En el País Vasco es posible un turismo de calidad porque es un turismo menos masificado y menos dependiente de la climatología, pero en otros lugares es más difícil.
En Euskadi hay varias grandes fábricas en serios apuros. ¿Se está agotando el modelo de industria pesada tradicional?
-El nuevo modelo industrial será más de nicho y de especialización y de mano de obra menos intensiva. Vamos hacia empresas industriales más reducidas y más robotizadas en las que hacen falta habilidades más específicas y polivalentes. Trabajadores con capacidad de adaptación porque no es fácil hacer el ajuste hasta que la persona está en la empresa. No puedes crear multitud de superespecializaciones para que las empresas las contraten. Funciona mejor producir buenas bases con polivalencia y afinar la formación en la empresa. De ahí el éxito de la formación dual.
¿Notan las ETT que se demanda menos empleo para industria y más para hostelería?
-Sí, claro. No solo camareros, para todo tipo de ramas de servicios, incluso las actividades que antes de la crisis demandaban personas con menos cualificación (pensemos que detrás del turismo están también la logística o el comercio) piden ahora personal con más formación y sobre todo con más conocimientos digitales.
¿Qué porcentaje de contratos hacen las ETT?
-Del total de temporales uno de cada cinco. Si un empleo temporal va a durar poco, en muchos casos en pymes, es muy importante que la selección se haga bien. Si no la empresa no te vuelve a pedir o, si el candidato tiene condiciones mejores en otra empresa, se marcha. Eso sí, el 31% de las personas que nosotros ponemos a disposición de las empresas se acaban quedando en plantilla.
La alta temporalidad sigue siendo el gran problema del empleo.
-Sin duda. Hay una temporalidad ilegal. Hay empresas que encadenan contratos temporales sin justificación y con eso hay que acabar. Dicho eso, 74 de cada 100 personas que trabajan tienen un contrato indefinido. El año pasado un tercio de los contratos temporales se convirtieron en indefinidos, es decir, la economía los va integrando. Hay actividades claramente temporales, como la agricultura, la hostelería de fin de semana, ferias y congresos... Hay una temporalidad demandada por la economía y que puede ser una puerta al empleo. Esperar a que te llegue un contrato indefinido estando desempleado es más lento que si te mueves y las empresas te conocen. Repito, la temporalidad ilegal que no responde a razones económicas no tiene justificación.
¿Hace falta más control para destapar esos casos?
-Sí, lo hemos pedido. En octubre vamos a lanzar una campaña con la CEOE para aflorar empleo no declarado, que es aun más precario y perjudica también a Hacienda y a la Seguridad Social.
¿Y los salarios? ¿Son las ETT partidarias de subirlos?
-Pensamos que hay sectores que están ya recuperados y deben actualizarlos. Pero ya por una cuestión de retención del talento, porque el talento empieza a ser escaso y se te pueden ir los mejores. España ha hecho el ajuste con contención salarial y eso ha mejorado la competitividad, pero no podemos ir a un tejido productivo de mayor valor e implicación, como piden los empresarios, y no trasladar esto a los salarios. Hay muchas empresas que siguen en pérdidas, pero la situación no es la de la crisis.
¿Qué cree que les falta a los servicios públicos de empleo para intermediar al nivel de las ETT?
-El servicio público necesita ejercer su papel de coordinador de la estrategia de empleo. Tiene que generar confianza. Ahora las oficinas públicas intermedian el 1,8% de los contratos, es decir, ni las empresas ni los candidatos confían en ellos. España es el país de la Unión Europea que menos invierte en políticas activas y eso tiene que cambiar. Hay que modernizar los servicios públicos y mejorar la colaboración con las agencias privadas. No puede ser que haya ofertas o demandas que no circulen ahora que la tecnología da tantas posibilidades.
¿Está funcionando el nuevo sistema de colaboración entre oficinas públicas y agencias?
-En los programas donde participan las agencias privadas de colocación, con candidatos de los servicios públicos, muchos de ellos parados de larga duración, hemos colocado al 11%. El nuevo modelo empieza a dar frutos pero necesita depurarse más.