BILBAO. Los responsables del CES vasco han presentado en Bilbao la "Memoria socioeconómica 2016" del organismo, la vigésima aprobada por unanimidad en su seno, en la que se evidencia que el 20 % de los perceptores el año pasado de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI) lo hicieron como complemento de sus rentas salariales.

La "pobreza laboral" es un fenómeno que "está" y "preocupa", según los representantes del CES. En el período 2012-2014 se redujo levemente, pero entre 2014 y 2016 aumentó algo, aunque no de manera considerable.

Según los datos aportados por la presidenta de la comisión encargada de la elaboración de la memoria, Inmaculada Gallastegui, entre los ocupados vascos con empleo estable, la "pobreza real" se cifra en un 1,2 %, porcentaje que se eleva a un 16 % en el caso de aquellos con ocupación no estable.

"Obviamente entre los parados es más elevada", ha indicado

El organismo también alerta de que en materia de educación no universitaria el gasto no repercute adecuadamente en el rendimiento y la excelencia, cuyo nivel se considera bajo.

En educación universitaria, el sistema vasco está escasamente internacionalizado, lo que puede afectar negativamente a la captación de talento, según el CES, que aboga también por establecer una relación sistemática entre la oferta formativa y el mercado laboral.

Su presidente, Francisco José Huidobro, ha explicado que en materia económica, 2016 fue positivo para Euskadi al registrarse un asentamiento del crecimiento económico (la actividad aumentó un 3,1 %) y un incremento del empleo.

La Memoria señala, sin embargo, que la recuperación del empleo tiene "claroscuros" con aspectos negativos como la rotación, la caída de la protección al desempleo y la elevada parcialidad, "lo que no contribuye a una mejoría de las expectativas", avisa.

El organismo consultivo advierte, además, del riesgo de "cronificación" del paro de larga duración (superior a un año), que, pese a haberse reducido casi un punto, aún afecta a más de la mitad de las personas desempleadas.

También refleja una caída de la cobertura de las prestaciones por desempleo, cifrada en un 42,4 % en diciembre de 2016 (un punto menos que el año anterior).

El organismo insta a desarrollar políticas activas que respondan de manera adecuada a las necesidades de trabajadores y empresas y una política formativa que posibilite la empleabilidad y considera "preocupante" el ritmo "ralentizado" de la negociación colectiva en Euskadi.

Asimismo, muestra preocupación por el creciente saldo deficitario del sistema de pensiones, en un escenario de envejecimiento de la población y transformaciones del mercado de trabajo.

Según afirma, el sistema vasco de protección social es uno de los más avanzados de Europa.

En su opinión, el Sistema de Garantía de Ingresos, que supuso en 2016 un desembolso de 520,2 millones de euros (un 0,8 % más que en 2015) y representó el 35,9 % del gasto total del Estado, contribuye a reducir la pobreza.

De hecho, se detecta una mejoría en los principales indicadores de riesgo de pobreza y exclusión, aunque todavía sin llegar a las cifras anteriores a las crisis.

El CES señala como uno de los "mayores retos", el estancamiento demográfico que sufre Euskadi y reclama una reorientación de las políticas públicas (familia, educación, sanidad, mercado de trabajo, pensiones) de un modo transversal y coordinado para afrontarlo.

El informe también refleja que la población presenta buenos indicadores de salud en el País Vasco, donde el gasto per cápita sanitario es el más elevado del Estado, e indica la necesidad de adecuar el sistema sanitario público para garantizar su sostenibilidad.