BILBAO - La industria ligada al sector del automóvil se ha convertido en “el primer sector industrial del País Vasco, en términos de PIB, presencia internacional, capacidad exportadora y empleo” destacó ayer el lehendakari, Iñigo Urkullu, en una jornada sobre los desafíos del automóvil celebrada en el Automotive Intelligence Center AIC de Boroa-Amorebieta. Urkullu aprovechó la ocasión para comprometer su apoyo a la “economía productiva real”, a fin de mantener la tendencia positiva de la industria en Euskadi, que lleva tres años seguidos en alza, y que en 2017 crecerá también por encima del 2%, según resaltó el máximo responsable del Gobierno Vasco. En su intervención, Urkullu se comprometió a “garantizar el crecimiento sostenible” de la economía vasca mediante la estabilidad institucional, la concertación y la colaboración público-privada.
Ante un auditorio de más de trescientas personas, entre ellas, además de directivos y profesionales del sector, la consejera vasca de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia y el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, el lehendakari Urkullu destacó la importancia de la industria para alcanzar un crecimiento sostenible. Y dentro de la industria puso en valor el peso de la automoción en la CAV, -representa un 22% del PIB, según adelantó Gonzalo Garrido, del clúster vasco Acicae-, con 300 empresas que dan trabajo a 36.000 personas en el País Vasco. “Euskadi es territorio de automoción”, afirmó el lehendakari.
El lehendakari destacó que Euskadi ”ha sabido generar un ecosistema atractivo para la industria de automoción”. En este sentido, Iñigo Urkullu recordó que en el territorio de la CAV “trabajan 40 empresas multinacionales de capital extranjero”. El resultado, según Urkullu, es que el sector vasco de automoción “es uno de los más abiertos, competitivos e innovadores del mundo”. Esta frase la argumentó desgranando algunas cifras más como que la industria vasca del sector “exporta el 90% de su producción”.
Tras la intervención inaugural del lehendakari, destacados dirigentes del sector como, entre otros, el director de Opel-GM España, Antonio Cobo; el vicepresidente de Seat, Ramón Paredes; la presidenta de Sernauto, María Helena Antolín; y el presidente de CIE, Antón Pradera, expusieron la situación de una industria que pasa por un buen momento pero que se encuentra en una encrucijadas de cara al futuro por los rápidos cambios que se adivinan en el modelo de negocio con la irrupción de los nuevos tipos de movilidad, eléctrica y compartida, y de conducción autónoma.
Los directivos pidieron al Gobierno español un mayor apoyo a la industria en España siendo la receptora de las peticiones y críticas, la secretaria de Industria, Begoña Cristeto. Reclamaron al Ejecutivo de Madrid medidas que mejoren la flexibilidad laboral -”y no hablamos de más flexibilidad para plantear un ERE o para echar a la gente, es poder trabajar cuando se necesita”, indicó Pradera- para poder captar nuevos modelos de coches para las plantas del Estado e iniciativas para simplificar el marco regulatorio de forma que sea menos burocrático y así facilitar el desarrollo del futuro negocio de la movilidad y del coche autónomo.
“La automoción está en una encrucijada ya que se enfrente a una auténtica revolución que marcará su futuro con la electrificación de los coches y el impulso de los automóviles autónomos y conectados, y de la movilidad. La competencia para atraer todo este negocio será feroz entre todos los países por lo que España, si quiere seguir manteniendo su posición como octavo fabricante del mundo, no puede pararse y debe seguir mejorando”, destacó Antonio Cobo, director de Opel España y presidente de Anfac.
Los directivos del sector de automoción pidieron también a las Administraciones mejoras en la logística de una industria española del motor que cerró el año pasado con 2,8 millones de coches fabricados y este 2017 va camino de alcanzar los tres millones. Aunque los directivos reiteraron las buenas previsiones también advirtieron de la necesidad de seguir siendo competitivos porque “las decisiones sobre el futuro de las fábricas españolas se toman en el extranjero y los inversores quieren ganar dinero”. “Para que alguien que está en Detroit (sede de GM, dueña de Opel) se incline por España, hay que demostrarles que somos los mejores gestionando su dinero, mejores que coreanos y japoneses”, añadió Cobo. “Deslocalizar una planta es sencillo, lo que evita esto es apostar por la innovación y ser más competitivos cada día”, destacó Ramón Paredes, de Seat.
Por su parte, los fabricantes de componentes destacaron el buen momento del sector que cerró el año pasado con un récord de ventas, tras crecer un 7%, hasta los 34.000 millones de euros. Además, el empleo aumentó un 4%. “Este año se mantendrá este impulso porque esperamos que las ventas crezcan un 5% y que el empleo suba un 3%”, explicó María Helena Antolín, presidente de Sernauto.
Por su parte, Antón Pradera, presidente de CIE, señaló que todo el mundo sabe los cambios que vienen que serán disruptivos, “el problema es saber cuando”. Pradera defendió la industria 4.0 y la buena posición que tiene Euskadi para desarrollarla, y abogó por la formación.