vitoria - Sabe que pisa terreno espinoso y por ello insiste en mostrar su respeto a la patronal, pero apela a su “responsabilidad” en el escenario de la recuperación. En ese marco, es “importante” suscribir, con la participación de ciudadanos y empresarios, un “contrato social” sobre el modelo de país y luego diseñar el esquema fiscal que proporcione los recursos necesarios para ponerlo en marcha.

Hay revuelo por su petición de que suban los sueldos en las empresas.

-Algunos se asustaron, pero fui muy moderado. Lo único que dije es que es momento de pensar en subir los sueldos después de años de esfuerzos, por parte de todos, pero también de los trabajadores, porque muchos se han ido a la calle y ha habido una contención salarial enorme que ha permitido rebajar los costes salariales. Si además la productividad está creciendo, y la productividad también es consecuencia del trabajo, yo creo que remunerar a ese trabajo tiene sentido. Hay un pequeño margen para pensar en subidas salariales.

¿Considera que se hará?

-De hecho lo hacen. Los acuerdos que se están produciendo entre patronal y sindicatos plantean subidas. No creo que tengan que asustarse porque el Gobierno diga que el margen de la productividad les permite subir moderadamente los salarios. Si ellos mismos lo van a hacer. Además no lo digo para asustar, lo digo porque creo que es positivo para el conjunto de la economía. Si los salarios empiezan a subir, aunque sea moderadamente, la gente va a tener más dinero para gastar y va a aumentar el IRPF y el IVA. Dinamizar la economía es la responsabilidad de todos.

¿Habrá un choque con Confebask por esa cuestión?

-Con más respeto no lo puedo decir, pero no se me puede obligar a que no diga absolutamente nada. Yo respeto lo que haga Confebask con sus socios, las orientaciones que les den. Lo respeto. Entiendo además que cada empresa tiene su situación, los trabajadores que están en una empresa tienen que tener responsabilidad suficiente para saber qué les puede dar su empresa. Pedir subidas salariales que van a llevar al cierre es una irresponsabilidad. Pero tampoco me parece que aquellos que han pedido sacrificios a sus trabajadores a lo largo de la crisis y ahora están en una mejor situación no hagan un esfuerzo de devolver a los trabajadores parte del sacrificio del pasado. Es que eso es positivo para todos, también para las empresas porque, si no suben los salarios, qué van a comprar los trabajadores. Las empresas necesitan demanda, y también viene de la gente que trabaja.

¿Y cree que las empresas ven ese margen para subir salarios?

-Insisto, con todo el respeto y con toda la cautela, creo que hay ese margen y eso lo saben, pues que lo apliquen. El Gobierno Vasco está en una situación bastante más complicada, estamos pendientes todavía de devolver el 50% de una paga que se les quitó a los funcionarios. Vamos a devolver un 25% y todavía les va a quedar a los trabajadores otro 25% que van a cobrar yo que sé cuándo. La Administración hace unos esfuerzos importantes en materia salarial y devuelve las cosas cuando puede hacerlo. Las empresas también deben tener esa actitud. Eso es lo que se les pide con toda la modestia del mundo. Sin pretender herir a nadie, sin meternos en las responsabilidades de nadie.

¿Cuándo recuperará Euskadi la línea ascendente, constante y más pronunciada de crecimiento en la recaudación previa a la crisis?

-No vamos a volver a los números del pasado. Pensamos que, aunque haya sido una crisis muy larga, es coyuntural, que dentro de dos o tres años nos vamos a olvidar de todo, pero no. Al igual que la crisis ha provocado un cambio radical de arriba a abajo de las empresas, en las administraciones también va a ocurrir. No vamos a volver a los tiempos en los que había recaudación abundante y podíamos hacer prácticamente de todo. Vamos a tener restricciones en el futuro, los crecimientos económicos van a ser bastante más reducidos, ese estancamiento secular del que algunos hablan, que puede ir para muchísimos años.

Dibuja un panorama muy negro.

-Nos tenemos que amoldar a esa realidad, que nos va a obligar a hacer las cosas que creemos que tenemos que hacer pero con bastante menos dinero. Tenemos que llegar entre todos a un tipo de contrato social sobre qué es lo entendemos que hay que hacer en el futuro desde la Administración Pública. Qué prestaciones, qué derechos, qué políticas sociales, qué política de innovación... Hay que buscar ese consenso, ese acuerdo, para luego acto seguido pensar cómo lo financiamos. Es la otra parte de la moneda, qué recursos, a qué ritmo, de qué manera y quién lo tiene que pagar. Es una reflexión estratégica sobre lo que debe hacer la Administración en el futuro y para eso lo importante es contar con los ciudadanos y las empresas. Es un contrato social. No se puede decir que la crisis ha pasado y no tiene consecuencias, lo anterior no va a volver. Entonces vamos a enfocar el futuro con esa premisa. Esto nos va a obligar a hablar de política, a hablar de un montón de cosas y de los recursos.

El IRPF, con menos trabajadores, ya ha recuperado el nivel de 2007, en cambio el Impuesto de Sociedades está en la mitad, ¿nos tenemos que acostumbrar también a que la recaudación la soporten los ciudadanos más que las empresas?

-Lo tenemos que soportar los que lo tengamos que soportar. Los ciudadanos que tenemos un nivel de renta razonable, tenemos que pagar impuestos. ¿Quién va a pagar si no? ¿El que tenga Renta de Garantía de ingresos o está trabajando un montón de horas con un salario muy bajo? Esas personas no pueden ni deben pagar. Debe pagar quien puede pagar. Lo que tampoco puede ser es que las empresas que están teniendo beneficios no paguen. Es verdad que las empresas están pagando en estos momentos la mitad de lo que pagaban antes de la crisis porqu sus resultados también son menores. Pero si tenemos en cuenta que ya hay empresas en beneficios, que está habiendo un aumento relativamente importante de la productividad... Las empresas tienen que tener un comportamiento fiscal solidario.

Ese puede ser otro punto de tensión con la patronal.

-Esto no es meterse con las empresas; es decirles a las empresas que tienen responsabilidad. No quiero decir que no la tengan ya, pero tienen que tener una parte importante en la salida de la crisis y en este nuevo modelo. Responsabilidad, colaboración con las empresas también, consenso sobre lo que queremos hacer de cara al futuro y qué es lo que las empresas tienen que aportar. No vale, cada uno desde su posición, hacer la presión, para que le cobren los impuestos a otro, pero que hagan las políticas que me interesan a mí. Eso tiene que ser más compenetrado y más solidario. Lo demás no funciona.