gasteiz - El Gobierno Vasco lanzó ayer su última emisión de deuda del año y como ha ocurrido desde 2010 no ha tenido que agotar todo el límite previsto en las Cuentas. El Ejecutivo encargó a la Bolsa de Bilbao la colocación de 190 millones de euros en una operación restringida a bancos con un interés nominal del 1,466%. Además, a esa cantidad hay que sumar otros 50 millones de un crédito solicitado recientemente, con lo que el endeudamiento crece en diciembre en 240 millones.

El caso es que había un colchón de 268 millones extras ligados al nuevo margen de déficit pactado recientemente con el Estado español. De modo que, pese al desfase que se ha registrado este año entre la previsión y la recaudación real, el ejercicio presupuestario se cierra sin agobios. Euskadi cumple de nuevo con los compromisos de consolidación fiscal y, lo que es más importante, lo consigue sin cargar en exceso la mochila de la deuda que habrá que hacer frente los próximos años.

En concreto, Euskadi cerrará 2016 con un aumento del endeudamiento de 1.470 millones. El nuevo objetivo de déficit ha permitido elevar ligeramente el listón 1.230 millones marcado en los Presupuestos. Para ello fue necesario aprobar la semana pasada en el Parlamento una partida extraordinaria de 324 millones -los 268 millones pactados con Madrid más otros 56 millones- que no ha sido necesario agotar.

En esta última operación del año se ha recurrido a la fórmula de la emisión restringida, que permite a la administración que emite la deuda pactar el interés con los bancos participante para evitar los vaivenes de una colocación abierta. El tipo del 1,4% acordado en este caso está en línea con la media del año.

El ejercicio se cierra seguramente de la mejor forma posible en lo relativo a la deuda pública. El mes pasado, el Gobierno Vasco logró el hito de cobrar por financiarse primera vez en su historia. Colocó 120 millones a un tipo de interés negativo del -0,03% y se convirtió en la primera comunidad autónoma en conseguirlo. Se trataba de una emisión a dos años, pero en operaciones a diez años, como la que lanzó ayer Euskadi, ese tipo de hazañas no se producen. Así que se ha buscado el mejor escenario al alcance para que el impacto en el futuro sea el menor posible. La recesión ha dejado una profunda huella en los Presupuestos vascos. La deuda viva se situará al cierre de este curso por encima de los 8.600 millones. Un dinero que habrá que devolver los próximos años y que se comerá parte del gasto.

En el año 2007, antes del estallido de la crisis, el Gobierno Vasco debía 302 millones de euros, lo que implica que la deuda se ha multiplicado por más de 28 en nueve años.