BRUSELAS - Los líderes de la Unión Europea (UE) fracasaron ayer en desbloquear el veto de la región belga de Valonia al acuerdo de libre comercio negociado entre la UE y Canadá (conocido como CETA) y urgieron a seguir intentando encontrar una solución en los próximos días. El acuerdo con Canadá acaparó toda la atención en la segunda jornada de la cumbre europea, donde los veintiocho jefes de Estado o Gobierno de la Unión trataron además de la política comercial europea.
El presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, confirmó en una rueda de prensa al término de la reunión que la región belga de Valonia sigue rechazando el tratado y confió en que se encuentre una solución “en los próximos días”. “Estoy seguro de que habrá un acuerdo” y “cuando digo en los próximos días, incluye hoy”, señalaba Juncker.
Tras producirse esta declaración, se conoció que la ministra canadiense de Comercio, Chrystia Freeland, había abandonado la reunión en Namur (Bélgica) con las autoridades valonas dando las negociaciones por “concluidas y fracasadas”, si bien fuentes comunitarias dijeron que se ha producido un “parón” y que “no dan por terminado” el proceso para lograr firmar el acuerdo.
Juncker había ironizado con el hecho de que cuando la UE concluyó un acuerdo comercial con Vietnam “mundialmente famoso por aplicar todos los principios democráticos (...) nadie abrió la boca”, a diferencia de lo ocurrido ahora.
Por otra parte, explicó que en las últimas horas se han disipado las reticencias que mantenían sobre el mismo acuerdo Rumanía y Bulgaria, que pedían que Canadá levantara la necesidad de visado a sus ciudadanos.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quien alertó durante la cumbre de que el CETA puede convertirse en “el último” de esas características que la UE trate de sacar adelante ante las dificultades para su ratificación, opinó que la oposición al texto de la región belga responde a cuestiones de “política interna” y no “internacional”.
El presidente de Francia, François Hollande, fue el único de los líderes reunidos en Bruselas que puso fecha a la negociación con Valonia: el próximo jueves. Ese día está prevista en Bruselas una cumbre entre la Unión Europea y Canadá a la que debe asistir el primer ministro de ese país, Justin Trudeau, y en la que se esperaba que se pudiera firmar el CETA.
En el marco del debate sobre la política comercial de la UE, los líderes pidieron una “rápida decisión para firmar y aplicar provisionalmente” el CETA, y animaron a “continuar las negociaciones con vistas a lograr una solución a los asuntos pendientes lo antes posible”, según el documento de conclusiones aprobado en la reunión.
Al mismo tiempo, instaron a continuar las negociaciones de libre comercio con Japón para lograr un acuerdo “para finales de año y con Estados Unidos para “presentar un acuerdo de libre comercio (TTIP) ambicioso, equilibrado e integral”, e intensificar la negociación con países del Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay). Igualmente, vieron necesario que los países logren un acuerdo “equilibrado” para sacar adelante la propuesta de la CE para modernizar los instrumentos de defensa comercial “para finales de 2016”.
Además, pidieron “provisiones adecuadas” en las situaciones en las que no prevalezcan “condiciones de mercado”, en alusión a la nueva forma de calcular los derechos antidumping a importaciones chinas a partir de diciembre, según las reglas de la Organización Mundial del Comercio.
Por su parte, el Gobierno canadiense reaccionó con “decepción” ante el fracaso de las negociaciones, aunque consideró que todavía es posible salvar el tratado.
En imágenes distribuidas por la radiotelevisión CBC, la ministra canadiense de Comercio Internacional, Chrystia Freeland, expresó desde Bruselas con lágrimas en los ojos su frustración por los problemas que han impedido a la UE firmar un acuerdo que las dos partes negociaron durante siete años. - Efe
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El pasado viernes el Parlamento de Valonia (región francófona de unos 3,5 millones de habitantes que conforma la mitad sur de Bélgica) votó en contra de firmar ese acuerdo comercial. El “no” de los valones imposiblita a Bélgica dar su visto bueno al CETA, con lo que el acuerdo no tendría el respaldo necesario de uno de los miembros de la Unión Europea. Los valones mantienen discrepancias en temas agrícolas y sobre todo en asuntos como el arbitraje internacional, una de las bestias negras de los críticos de los acuerdos comerciales.