bilbao - Uno de los seis trabajadores de la Marmolería Cid relata a este periódico cómo está viviendo este largo proceso judicial desde que se cogió la primera baja en 2009. “Vomitaba sangre por la nariz”, asegura recordando algunos de los síntomas que le produjo el contacto con el polvo de sílice. Hoy está incapacitado para trabajar en el sector, ha tenido varias neumonías y sabe que no puede hacer grandes esfuerzos. “La gente está jodida. Esto no se paga con dinero ni con nada”, dice.

Acudirá a declarar la semana que viene “con ganas de acabe ya todo de una vez”. “Llevamos más de seis años con esto y tenemos ganas de olvidarnos y de descansar”, asegura uno de los seis trabajadores que enfermaron de una plantilla de una docena de personas. Tres de los enfermos eran familiares de los dueños de la marmolería. Fueron los propios socios los que solicitaron una inspección en el año 2009, pero para entonces ya era tarde.

Estuvo trabajando durante 28 años en la marmolería, es decir, empezó mucho antes de que ni siquiera se empezase a hablar de la palabra silicosis. “Ya antes de 2009 nos dijo un marmolista de Galicia que eso con lo que trabajábamos no podíamos cortarlo así”, rememora. “Claro que sabíamos que eso era malo. Yo llegaba a vomitar sangre por la nariz. Pedíamos medidas de seguridad, pero no nos daban”, recuerda.

También menciona la diferencia respecto a Estados Unidos, donde muchos antes que en España las empresas fabricantes estaban obligadas a facilitar una ficha con los riesgos de las encimeras de cuarzo y las medidas de seguridad necesarias para su manipulación. “Parece que los jefes tenían que haber pedido esa ficha. Al final, por unos o por otros la casa sin barrer”, lamenta.

Aunque reconoce que ni las indemnizaciones que solicitan ni las penas de cárcel les van a devolver la salud, sí acepta que si alguien no cumplió con su obligación lo pague. “La cosa es muy seria, la gente está muy jodida. Tenemos en el pulmón algo cancerígeno”, recuerda. - A. L.