bilbao - El estadounidense Jerome Glenn es el director ejecutivo de Millennium, un think tank internacional centrado en la actualidad en los cambios que sufrirá el mercado de trabajo con los futuros avances tecnológicos. Acaba de estar en Bilbao de la mano de Lanbide trasladando a los agentes económicos, sociales y educativos vascos la radiografía a nivel mundial. La idea es que Euskadi, uno de los 50 nodos que componen la red Millennium, vaya poco a poco sacando sus propias conclusiones para minimizar el impacto social del rápido progreso tecnológico.

¿Cuáles son los objetivos del proyecto ‘Millenium’?

-Millennium es un think tank independiente formado por gobiernos, universidades, ONG, sindicatos y otros agentes que hace estudios en prospectiva y analiza los desafíos globales en su integridad. Además de hacer publicaciones y estadísticas desarrollamos investigaciones y planteamos medidas a tomar. Ahora nuestra prioridad es estudiar cómo va a ser el futuro del trabajo y la tecnología pero desde un punto de vista integral. Trabajamos a nivel global pero luego a través de los nodos, como el de Euskadi, vemos cómo serán los cambios en cada territorio.

Ustedes advierten de que esos avances tecnológicos van a hacer aumentar el desempleo. No es una previsión muy optimista.

-No decimos que eso vaya a pasar seguro. Decimos que si no se hacen cambios es muy probable que ocurra eso. El objetivo del desarrollo tecnológico es producir más riqueza con menor coste y eso hace que se necesiten cada vez menos trabajadores. ¿Cuántos trabajadores necesita YouTube? No muchos. Y se vendió por 1.600 millones de dólares. La integración de las tecnologías es otro factor. En el smartphone tienes teléfono, cámara de fotos, reloj y calendario, por tanto ya no hace falta fabricar todo eso. Los cambios tecnológicos van ahora mucho más rápido que en el pasado. Todo eso hace que tengamos crecimiento económico sin más empleo. Si no se toman medidas vamos a ver un crecimiento masivo del desempleo en las próximas décadas.

¿El efecto de la tecnología va a ser similar en todos los continentes y sectores económicos?

-Es un cambio general que va a impactar en todo el mundo. Por ejemplo, ahora hay cientos de cursos online. En África no tienes universidades como tal pero puedes acceder a las lecciones de los mejores profesores por Internet. Creo que África va a sorprender al mundo y va a experimentar un gran desarrollo si supera los problemas de gobernanza porque tiene regiones con muchos recursos. Puede ser el continente del futuro. En Nairobi, Kenia, están empezando a surgir muchas empresas vinculadas a Internet.

Euskadi ha hecho una apuesta por la industria 4.0, basada en la digitalización y las nuevas tecnologías. ¿Es un riesgo?

-Diría que es una buena opción y una primera respuesta hacia este cambio, aunque creo que habría que plantear esta estrategia en otros ámbitos como la agricultura o los servicios. Es un primer paso pero hay que ir más allá. Hay que pensar en un escenario, que puede ser 2050, en el que se generalice la inteligencia artificial. Eso supondrá un grado de aplicación de la tecnología mucho más extenso que requerirá un cambio de funcionamiento del mercado de trabajo. La relación ya no va a ser empresario-trabajador al uso, sino que todas las personas tendrán que pensar cuál es su aportación a la sociedad y no tiene por qué ser a través de una empresa. Una persona no se especializará en una sola cosa, eso se va a acabar. Como persona tenemos cualificaciones que si las desarrollamos podremos hacer varias cosas a la vez.

¿Ha muerto la industria pesada tradicional?

-Tampoco diría eso, lo que pasa es que va a necesitar muchos menos trabajadores. En EEUU solo el 2% de la población trabaja en la agricultura, y con eso alimentamos al país y exportamos fruta. Seguimos teniendo personas que trabajan en la agricultura, pero la mayoría de la actividad económica ya está lejos del sector primario. Seguiremos teniendo fábricas, pero con mucho menos nivel de empleo y una aportación menor a la economía.

¿Qué se puede hacer para evitar ese fuerte incremento del paro?

-El proyecto Millennium trabaja en varios ámbitos como el educativo. El sistema educativo está centrado en mejorar en conocimientos y valores pero no se fomenta la inteligencia creciente para que las personas aprendan a tomar decisiones. En este futuro en el que ya no se tratará tanto de especializarse, habrá que vivir de las competencias de cada uno y la educación tiene que mejorarlas. También son necesarias medidas en el ámbito de la cultura, la ciencia y los negocios. Entre otras cosas, los gobiernos tendrán que asegurar recursos para mantener una renta básica universal.

¿Se puede hacer frente a las consecuencias sociales de estos cambios?

-Queremos probar modelos y saber qué funciona y qué no. Habrá que hacer una reflexión en cada país para que todas las personas tengan sus necesidades cubiertas. La experiencia de Euskadi puede ser un punto de inicio muy interesante. Lo que sí demuestra nuestro análisis es que los argumentos que dicen que las ayudas favorecen la pasividad son falsos. Al contrario, son herramientas viables y útiles. Podremos discutir la forma, pero herramientas de cobertura como vuestra RGI van a ser fundamentales en el futuro.